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Paige Kassalen: la mujer que ayuda a desarrollar el primer avión solar

¡Una vida que nos inspira!

¡Una vida que nos inspira!

Hay mujeres que no repiten fórmulas y triunfan por su constancia, valentía y esfuerzo.

Y sin duda Paige Kassalen es una de ellas. No es una bloguera de moda ni de viajes, no es una publicista, ni mucho menos es la heredera de una familia multimillonaria.

Es una ingeniera eléctrica, de Pittsburgh (Pensilvania) que trabaja en la construcción y funcionamiento del primer avión solar del mundo, que lleva por nombre Solar Impulse II.

Ella junto a otras 3 mujeres integran el equipo que está desarrollando el primer avión solar, aunque Paige destaca por ser la más joven (tiene 23 años) y la única estadounidense del proyecto.

Desde los 7 años, Paige confiesa que sintió fascinación al armar piezas y ser capaz de solucionar problemas por su cuenta.

«Recuerdo que cuando tenía 7 años, mi mamá me pidió que le ayudara a montar los muebles para su nueva oficina (…) abrí la caja, derramé las piezas en el piso, y comencé a unir las partes… me encantó resolver problemas por mi cuenta. Cuando pude llegar a una solución, me sentí tan poderosa»

Aunque cuenta que también se interesó por las artes, y que eso le ayudó a desarrollar la creatividad que necesitaría como ingeniero para «mirar hacia el futuro».

Por si esto fuera poco, en secundaria Paige se matriculó en talleres nada convencionales para una joven, como de madera, ingeniería aplicada y AutoCAD (un software de diseño asistido por computadora).

Y en la actualidad asegura que una de las cosas que le resultaron más atractivas de la ingeniería fue el hecho de que «allí no hay una solución principal, sino millones (…) cuando se le dice a alguien para crear algo, todo el mundo va a llegar a algo único y diferente»

Su pasión por la aeronáutica y la energía solar, llegaron durante las pasantías que realizó en la compañía Covestro y su socio Solar Impulse

«Buscaban a alguien que representará a la empresa mientras trabajaba y viajaba en un avión propulsado por energía solar», explica.

Entonces, Paige decidió postularse, presentar un ensayo y unos meses más tarde ya estaba viajando a Hawaii para unirse al equipo de Solar Impulse.

Desde ese momento Paige trabaja en el equipo que desarrolla y realiza pruebas para hacer funcionar comercialmente este vehículo aéreo solar.

Sin duda, Paige demuestra que no hay límites para los sueños, y que lo único necesario es demostrar pasión y muchísimo esfuerzo por alcanzarlos.