Esto reflexioné al imaginar que puedo desaparecer y no volver…
A finales del mes de febrero se convocó a un Paro Nacional llamado “Un día sin mujeres”, esto para exigir justicia debido a la ola de feminicidios y violencia de género.
El Paro Nacional consistía en no salir a la calle, no ir a trabajar ni ir a la escuela, tampoco comprar en tiendas o vía internet, no usar redes sociales, tarjetas de crédito o plataformas de streaming.
El objetivo era que se viera el impacto de nuestra ausencia, cómo la desaparición de una o muchas mujeres, perjudica a toda la sociedad y no solo a nuestra familia.
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En HeyHeyHello decidimos unirnos al paro mostrando las dos caras de la moneda, es decir, la mitad del equipo trabajaría de forma normal para documentar nuestra ausencia y, en todo caso, compartir información relevante acerca del tema.
La otra mitad, haría el paro para concientizar sobre lo qué está pasando en nuestra ciudad y reflexionar sobre qué pasaría si desapareciéramos.
A mi me tocó hacer el paro y me lo tomé muy en serio, pues no trabajé, no salí a la calle, no compré nada, pero por cuestiones familiares tuve que contestar uno que otro WhatsApp.
Cerré sesión de mis cuentas de Facebook, Twitter e Instagram para no caer en tentaciones y revisarlas.
Podría resumir mi paro en comer, dormir un poco, dibujar mandalas, abrazar a mi mamá y pensar mucho sobre mi vida.
También sobre el acoso, el paro y principalmente en una cosa que no dejó mi mente durante todo el día y es que NO QUIERO DESAPARECER.
Esto fue lo que reflexioné durante el Paro Nacional: “Un día sin mujeres”
Al realizar el paro pensé en todas las veces que he sido acosada o violentada de alguna forma.
Y que probablemente “tuve suerte” en más de una ocasión, pues sólo fue acoso y no terminé violada o asesinada.
Sin embargo, me di cuenta de que estaba pensando mal, no debo tener suerte para poder vivir libremente, merezco respeto. TODAS LO MERECEMOS.
El 9 de marzo hice un simulacro de qué pasaría si desaparezco y tengo que decir que no me gustó.
No me sentí bien y quería salir del encierro para demostrar que sigo aquí, sana y con muchas ganas de vivir intensamente.
Pero, no lo hice. Me detuve, pues sabía que yo volvería en 24 horas y que lamentablemente otras mujeres ya no podían hacerlo, por más que ellas quieran, ya no volverán nunca y no es justo.
No quiero desaparecer y ser parte de la estadística, no quiero ser una más que se queda esperando justicia…
¡NO ES UNA, SOMOS TODAS!
El paro quería concientizar a la población de lo que está pasando en nuestro país, y que no sólo son los casos de Fátima o Ingrid.
En México 10 mujeres son asesinadas al día y no hay justicia para ellas.
Por esto, el 9 de marzo hicimos un grito de auxilio, miedo y enojo, de manera silenciosa, para exigirle a nuestras autoridades que realicen y cumplan leyes que nos protejan y que castiguen severamente a los agresores.
Nosotras ya demostramos que unidas podemos lograr grandes cosas, podemos hacernos notar o no si lo queremos y podemos luchar por lo que merecemos.
Ahora solo nos queda esperar que las autoridades debidas cumplan con sus obligaciones, pero no estaremos calladas, ya lo hicimos por un día y regresamos con más fuerza para exigir justicia.
¡No queremos ser valientes, queremos ser libres!
Estamos hartas de que día a día seamos acosadas, violentadas y asesinadas, solo por ser mujeres.
Queremos respeto y libertad, deseamos poder vivir sin tener que cuidarnos todo el tiempo y sin pensar que hoy podría ser nuestro último día, porque alguien más decidió que fuera así.
Ya no queremos ser valientes al salir a la calle, deseamos sentirnos seguras y protegidas, confiar en que nadie nos molestará ni nos quitará la vida.
Sí, tenemos miedo de la situación que estamos viviendo en nuestro país, pues ayer hicimos un simulacro de desaparición del cual volvimos.
Pero si las cosas siguen así, el día de mañana ese simulacro podría convertirse en una realidad.
Por esto, hoy más que nunca sé que no puedo quedarme callada, que debo luchar por mi bienestar y por mi seguridad, porque no quiero desaparecer, deseo estar viva, feliz y ser libre.
Aún tengo tantas cosas por hacer, quiero seguir abrazando a mi mamá y a mi familia, conocer el mundo, seguir creciendo profesionalmente y amar mucho.
Reflexioné que no solo quiero esto para mí, deseo que todas las mujeres que están en mi vida y las que no puedan sentirse tranquilas en su propia piel.
Que no tengan que sufrir por ser mujeres y que nadie les arrebate la vida.
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