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Primera ley contra la envidia: Ser tan feliz como merezco

No permitas que te quiten el equilibrio

Considera lo que sí vale

Gente envidiosa siempre va a haber, gente que se sienta incómoda al vernos felices, realizadas, exitosas, se presentarán en nuestro camino y debemos de aprender de ellas.

Te podrías estar preguntando: «¿pero qué podemos aprender de las personas que nos tienen envidia?» Mi respuesta es: mucho más de lo que crees.

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Las personas que nos tienen envidia nos suelen mandar energías negativas, suelen hablar mal de nosotros y buscan maneras de frenar nuestra felicidad, aunque claro también están aquellas personas que no manifiestan nada en contra de nosotros, sólo conservan este sentimiento para ellas mismas.

Sin embargo, sea cual sea el caso, podemos aprender de ellas y volvernos mejores personas.

La primera ley contra la envidia es: Ser tan feliz como merezco

Si ellas no quieren verte bien, radiante, llena de situaciones para agradecer, no las tomes en cuenta y sigue poniendo todo de tu parte haciendo las cosas bien para continuar con esos resultados.

Nunca puedes detenerte por los envidiosos, así se esfuercen en hacerte daño, no puedes dejar que otras personas reduzcan las maravillas que tu trabajo y forma de ser se van ganando.

Estar bien contigo, ser feliz y sentirte plena la mayor parte del tiempo es el mejor escudo contra la envidia.

via GIPHY

La segunda ley es: No desearles el mal

Recuerda el dicho «lo que se siembra, se cosecha» y si llegas a sembrar en ti malos pensamientos o intenciones, estarás arriesgándote a que en algunos años, todo eso se te regrese.

Lo mejor es ignorar el mal para que pierda fuerza y no permitir que te afecte. Además permitirás reforzar tu mentalidad y equilibrio.

La tercera ley es: Compartir

Así como otros te ven mal por todo lo que logras, ayúdate a repeler esa energía negativa compartiendo de corazón algo de lo lindo que tienes: tu tiempo, actos altruistas, apoyo… todo lo que está en tus manos hacer para ayudar a quien lo necesite.

De esta manera ganará mas lo bueno que lo malo.

La cuarta ley es: Aprender

Todas las personas con las que nos enfrentamos en la vida son maestras, de ellas podemos aprender en un sentido genuino, no se trata de imitarlas sino de reflexionar lo que nos representan y como consecuencia actuar de forma positiva.

Por ejemplo, de las personas envidiosas podrías aprender a percibir la frustración de otros y a ser tolerante con personas que no merecen tu desgaste emocional pues sólo reflejan lo incompletas que se sienten con ellas mismas.

Recuerda, sé selectiva en tus batallas, algunas veces tener paz es mejor que tener la razón y si trabajas en silencio será tu éxito el que haga el ruido. ¡No te dentengas!

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