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5 tips para evitar ser una madre sobreprotectora

Dales libertad

Y mucha seguridad

Sí, lo sabemos, quieres lo mejor para tus hijos, pero eso no significa que debas cuidarlos en todo momento y ser demasiado sobreprotectora.

Buscas ser una buena madre y darle lo mejor, pero hay cosas y situaciones que ellos deben vivir para poder aprender, madurar y hasta para ser felices.

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Entendemos que lo haces desde el amor, pero la sobreprotección invalida las capacidades de tus hijos, creando adultos inmaduros e insuficientes de pensamiento y acción.

Ser una madre sobreprotectora crea indecisión, por miedo a equivocarse, tus pequeños no toman sus propias decisiones y se convierten fácilmente en codependientes emocionales que terminan siendo víctimas de su pareja y amigos.

Tienen baja tolerancia a la frustración, son impulsivos, poca paciencia, son poco o nada empáticos, algunos tienen complejos de superioridad y son ególatras. 

La sobreprotección frena el desarrollo intelectual, la toma de decisiones, la seguridad y el éxito académico y laboral.

Por esto, es importante que cuides a tus hijos, pero que no los límites ni les impidas crecer y disfrutar de la vida.

Sí, tendrán que pasar por momentos complicados, pero esto les ayudará a ser mejores personas y a tener más seguridad, amor propio, confianza y determinación para lograr sus metas.

A continuación, te decimos qué hacer para apoyarlos sin caer en la sobreprotección:

5 tips para evitar ser una madre sobreprotectora 

1. No resuelvas todos sus problemas.

Habrá algunas situaciones que estén en tus manos y otras que estén fuera de tu control, debes dejar que la vida se les ponga “difícil” y aprendan a solucionar las cosas por su cuenta.

No decimos que dejes que se “ahogue” en situaciones complicadas, pero que sí les permitas que usen las herramientas que le has inculcado.

Incluso, ten presente la frase que dice así: “Los tiempos difíciles crean hombres fuertes, los hombres fuertes crean tiempos fáciles, los tiempos fáciles crean hombres débiles, los hombres débiles crean momentos difíciles”.

2. Permite que se equivoquen.

Deja que cometan errores, los errores son parte del proceso de aprendizaje y de la vida misma, no los juzgues, ni digas: ¡eso te pasa por no ponerme atención y no hacerme caso! 

Estos comentarios solo hacen que tu hijo/a se ponga a la defensiva y no acepte tus puntos de vista, ni tus consejos, esto hace que siempre te lleven la contraria.

3. No juzgues.

Mejor, pregunta, escucha y apoya. Gánate su confianza dándole tu confianza. ¿Por qué crees que fallaste? ¿Qué crees que debemos mejorar? ¿En qué crees que debemos trabajar más?

Después crea un plan de acción y ejecutalo a diario con perseverancia, enfoque y disciplina. 

Así trabajarás su baja tolerancia a la frustración porque atacas los puntos débiles y refuerzas su confianza.

4. Enséñale el valor de las cosas.

Haz que se lo gane, no le des todo solo porque sí o por el mínimo esfuerzo, menos porque tú no lo tuviste.

Ellos deben saber que hay cosas que costarán un poco más de empeño y trabajo, pero que al final todo habrá valido la pena. 

5. No los “encierres”

No los metas en una burbuja, porque tus hijos no son intocables y la vida les hará daño si no tienen las herramientas necesarias para actuar.

Debes dejarlos vivir, con sus pros y contras, eso hará que se hagan más fuertes. Tu labor como madre es enseñarles a ser fuertes, defenderse, ser y sentirse suficiente.

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