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7 señales de que te estás convirtiendo en una mujer amargada

Tu actitud lo dice todo...

Sacúdete la amargura

Una mujer amargada se nota, lo quiera o no…

Sabemos que la vida tiene pasajes sumamente complicados, momentos llenos de complejidad en los que a veces las emociones que más se asoman son las «negativas».

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La tristeza, la ansiedad, la ira, la irritabilidad y la frustración que no son bien manejadas pueden convertirnos en una mujer amargada a pesar de que aún tenemos mucho por vivir y que tenemos un día más para salir adelante.

Queremos compartirte las 7 señales de que te estás convirtiendo en…

¡Una mujer amargada!

1. Quejas y más quejas.

Te la pasas quejándote, nada te agrada o siempre encuentras algo que está mal o que debería hacerse de otra manera.

2. Ves todo como catástrofe.

Enfermar de gripe es catástrofe, salir tarde del trabajo es catástrofe… A tus ojos todo lo que sale de lo que planeabas o de tus manos es terrible.

3. Nada te complace.

Más allá de quejarte, nos referimos a que todo te parece insuficiente.

Este punto sería muy desgastante para la persona que está a tu lado, pues sus esfuerzos, mejores intenciones o logros, serían subestimados por ti.

4. Te tratas mal.

No sólo dejas que la amargura se extienda en tu entorno, tu interior es el sitio más contaminado pues mentalmente te tratas mal.

Te dices adjetivos muy duros o te lastimas a ti misma.

5. Exigencia.

Puede ser que a otros les exijas el máximo, y a ti el doble. Eres tu propia jueza y no siempre para bien.

6. Te descuidas.

Estás perdiendo tu chispa, tu desánimo contagia la rutina que tienes contigo, así que estás dejando de comer bien, descuidas tu apariencia o ignoras formas sencillas de complacerte o hacerte sentir bien.

7. Tienes claro que algo de tu vida no te gusta.

Ya sea tu trabajo, tu casa, tu estado civil, tu salud, tu apariencia física…

Detente…

Recuerda que lo único cierto que tienes y que te va a acompañar por el resto de tu vida, eres tú misma.

Entonces lo más valioso que tienes eres tú, tu mente, tu cuerpo, tu salud, tu corazón…

Lo primero que debes cuidar es lo que posees en tu persona, procúralo y analiza de qué manera puedes cambiar para que te sacudas la amargura que empieza a adentrarse en ti.

La vida está llena de matices, días blancos, negros y grises, pero lo que nos define es lo que hacemos según lo que nos haya tocado vivir.

Si te vences por completo o afrontas lo que viene, aceptando la tristeza pero también dejándola ir, encontrando tu ira pero transformándola en cambio.

No te tomes las cosas de forma personal, no te conviertas en el bote de basura en el que todos echan las cosas que ellos mismos no saben manejar.

Sonríe, ámate, ama , agradece lo que tienes, disfruta, sé feliz, sueña y haz de cada día los recuerdos que quieres acumular. Todo comienza con tu actitud.

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