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Reflexión: «Mi amor por ti es proporcional al tuyo por mí»

"Como veo, doy"

Así soy...

Mi amor por ti es proporcional al tuyo por mí, es decir, que la cantidad que tú me ames y me entregues, será la que yo te daré.

Y no, no es porque no me nazca, pero tengo muy claro que el amor debe ser recíproco y si no es recíproco no sirve.

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Amor proporcional

Así cuando vea que me entregas tu 100 por ciento, ten por seguro que también me entregaré a ti.

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Te daré mi cuerpo y sobre todo, mi alma, mis noches enteras para ti y tus sueños, claro, sin dejarme de lado.

Sé ponerme la camiseta de la relación, sé sacrificar encontrándole sentido al esfuerzo sin sufrimiento, sino por el mero placer de dar.

Me gustan los amaneceres compartidos y darte tu espacio para que nunca te pierdas.

Valoraré cada día que decidas estar a mi lado y te daré cada una de mis mejores intenciones.

Pero, si en algún momento, noto que ya no estás del todo, tendré motivos para hablar contigo y decirte que noto distancia.

Entonces, te daré la oportunidad de que ambos construyamos lo que se haya derrumbado.

Esperaré con paciencia y amor que podamos seguir mejorando dejando atrás las rachas de prueba.

Y, si a pesar de eso, la relación se estanca mientras tú te alejas, dejaré de estar para ti.

Porque me habré ido, te habré dejado.

Estaré lejos, haciendo mi vida y buscando mi plenitud, reencontrado la alegría en cada una de las cosas sencillas de la vida donde tu nombre no aparece.

Soy una mujer que no sabe estar triste, así que después de momentos intentándolo, seguiré encontrando motivos para sonreír y ser feliz.

Para seguir dando lo mejor de mí, pues sí, «mientras haya vida, hay esperanza».

Mientras más te alejes, más me perderé de ti, me iré, me alejaré hasta que te des cuenta que tuve el valor de irme primero.

Si el amor no tiene calidad y no es proporcional, no me interesa.

Le daré espacio al adiós y al dolor que lo acompaña, pero seguiré adelante hasta también dejarlo.

Si me das todo, te lo daré todo; si me das la mitad, te daré la mitad… ¡Pero si es demasiado tarde, me habré ido!

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