En el momento en el que él comenzó a estar distante, ya no me daba muestras de cariño ni halagos, le reclamé sus errores y le puse fin a nuestra historia.
A su lado lo tenía todo, pero no lo pude ver, solo me enfoque en que ya no estaba a mis pies y si no era así ya no quería nada.
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Tontamente me enfocaba en sus errores o en que él me diera todo, pero no fui capaz de ver todo lo malo que yo hacía, hasta que fue muy tarde.
Él era el amor de mi vida y lo di por sentado, creí que siempre estaría ahí para mí, pero se hartó de mi mal amor.
Ahora que ya no está conmigo me di cuenta de todo lo que perdí y los errores que cometí. Te los comparto para que no te pase lo mismo y no pierdas a un hombre valioso…
Errores que cometí con el amor de mi vida y por eso lo perdí
1. Lo suyo era mío, pero nunca le compartí lo mío.
Me encantaba que me consintiera y que dijera que lo suyo era nuestro. Sin embargo, yo nunca hice lo mismo por él.
No solo era egoísta también creí que estaba conmigo para complacerme, pero que no era mi deber brindarle lo mismo.
Me dejaba querer, pero jamás hice algo especial o fuera de lo normal para demostrarle mi cariño.
2. No fue mutuo.
Yo pedía mucho y daba poco. Las decepciones amorosas del pasado me hicieron creer que no debía darlo todo.
Pero con él me equivoque y no le daba nada o solo lo mínimo. No me esforzaba en la relación y me gustaba exigirle.
Incluso, hacía berrinches para que todo jugara a mi favor y hasta lo manipule para que las cosas se hicieran a mi manera.
3. Me enfoque en sus errores
Y olvide todo lo bueno y hermoso que hizo por mí. Si cometía un pequeño error yo hacía una tormenta en un vaso de agua.
Le reclamaba su equivocación y no olvidaba tan fácil.
Todo empeoró cuando yo no veía mis errores o no consideraba sus puntos buenos. Incluso, ahora puedo ver que nunca me lastimó ni buscó aprovecharse de mí, pero yo sí lo hice con él.
4. No fui sincera, pero sí muy cruel.
Me enfoque en que la clave de una relación era la comunicación, sin embargo, lo hice de la forma errónea.
Creí que la hablaba con sinceridad, pero no fue así. Mis palabras eran para atacar y herirlo, no para mejorar y menos para apoyarlo.
Incluso, ahora puedo ver que me gustaba ser cruel porque así ganaba yo las peleas.
5. Me rendí antes de empezar.
Ni siquiera tuvimos una gran pelea o diferencia, simplemente mi egoísmo pudo más. No quise notar que yo era el problema y que él solo me quería.
Me rendí porque no fui capaz de madurar y menos de aceptar mis errores. Y cuando por fin lo hice, era demasiado tarde
Porque él se dio cuenta de que merecía más y que me dio todo, pero no lo supe valorar.
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