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Esto es lo que le pasa a tu cuerpo cada vez que pospones tu alarma

El snooze puede ser el culpable de que te sientas terriblemente cansada

Esos 5 minutitos más realmente no te sirven de nada

Esto es lo que le pasa a tu cuerpo cada vez que pospones tu alarma

Habemos 2 tipos de personas en el mundo: los que pueden despertar al primer timbrazo del despertador (o incluso antes) y los que le picamos a snooze 12 veces antes de poder abrir bien los ojos.

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Si perteneces al segundo grupo de personas, la guerra con tu despertador es algo de todos los días. Y seguro sabes que no es lo mejor del mundo.

Para la 7ª vez que suena ya empieza a generarte un tipo de estrés. Ya sabes que probablemente vayas a llegar tarde y que tus planes matutinos se acaban de ir a dormir con ese último clic a “posponer”.

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Pero lo que realmente le pasa a tu cuerpo con este hábito es mucho peor que eso.

¿Te has dado cuenta que entre más pospones la levantada más cansada te sientes durante el día? ¿Hay momentos en los que te sientes terriblemente cansada, tanto que has llegado a pensar que tienes algún tipo de enfermedad?

La dependencia que hemos desarrollado con el botón de snooze está arruinando tu cordura. Y no es exageración.

La sección de ciencia de New York Magazine realizó una investigación para revisar el fenómeno, esta estrecha relación que algunos hemos desarrollado con el botón de posponer.

Encontraron que el placer culposo que vivimos cada mañana le está pasando factura a nuestro cuerpo de una manera física, sumamente real. No se trata únicamente de 5 minutitos más que se transforman en media hora perdida, este hábito está retrasando nuestro proceso de despertar, haciéndonos vivir una especie de “vigilia en el sueño” que afecta tu cerebro.

En una entrevista para The Wall Street Journal, el investigador de la conducta Dan Ariely, aseguró que esta práctica invalida el efecto condicionante que antes suponía el sonido de la alarma.

Durante años acostumbramos a nuestro cuerpo a reaccionar ante este ruido espantoso que hacía la alarma, obligándolo a pasar del sueño a la vigilia en pocos minutos. El sonido era el condicionante que le avisaba al cerebro que era hora de despertar.

Y luego llegaron los celulares inteligentes y las alarmas modernas a poner el desorden.

Nuestro cuerpo funciona a su mejor capacidad cuando hay una orden simple y clara: come, bebe, duerme, despierta. Cuando usamos el botón de snooze, nuestro cuerpo se confunde.

Así que lamentamos informarles, queridas adictas al snooze, que la mejor forma de combatir el cansancio crónico que sienten y de recuperar la energía que creen haber perdido en los 20, es poner la alarma para que suene a la hora que REALMENTE se tienen que levantar y, tristemente, hacerle caso.

De hecho, muchos investigadores han demostrado que, por deliciosos que nos parezcan esos 5, 10 o 20 minutos que le robamos al despertador, no son nada saludables y no le dan descanso ni energía a nuestro cerebro.

Sabemos que será complicado cambiar los patrones de sueño, pero si cada día les cuesta más trabajo levantarse, bien vale la pena intentar resetear nuestro cerebro y volverlo a condicionar como Pavlov a los perros: alarma, despertar, salir de la cama.

Así que… buena suerte… y seremos muchas en la lucha.

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