«Me arrepiento de haber tenido hijos», no sólo es un pensamiento en el que Corinne Maier resumió su situación, lo expuso al mundo y aunque algunas personas se le fueron a la yugular, otras le agradecieron decirlo abiertamente, pues su postura como psicoanalista y escritora, le abrió camino a pensamientos que no habíamos escuchado.
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Corinne, tiene 53 años y es madre de dos adolescentes, Laure y Cecil, a quienes asegura ama, pero criarlos no ha sido la experiencia que todo el mundo (o casi todo el mundo) afirma que es, pues para ella ha sido «1% de felicidad y 99% de preocupación.»
Corinne fue seleccionada por la BBC como una de las 100 mujeres del año y el New York Times la reconoció como la «heroína de la contra-cultura», parte de su punto de vista está en sus libros como No Kid. 40 buenas razones para no tener hijos en 2007.
Aquí un fragmento de lo que Corinne ha escrito:
No es que esté en posición de defender una reducción de la tasa de natalidad. Teniendo dos hijos, no puedo decirle a los demás: «No hagas lo que yo hice». No obstante, sí me parece hipócrita esconderme detrás de una pantalla de humo idealista («No hay nada más hermoso que la sonrisa de un niño») para justificar mis cuestionables decisiones en la vida.
Estoy fuertemente en contra del lavado de cerebros y del pathos. Es hora de dejar de vender la idea de que los bebés producen un hechizo de felicidad. ¡Basta de esta gran ilusión!
En estos días, es imposible expresar la experiencia personal de la maternidad en otros términos que no sean: «Soy una madre (o un padre) dichoso, mis hijos son mi alegría». Es obligatorio encontrar placer en la maternidad. En mi experiencia, la realidad es muy diferente: criar a un hijo es 1% de felicidad y 99% de preocupación.
Ser padre se ha convertido en un trabajo muy demandante. Muchos padres se involucran más de la cuenta en la educación se sus hijos y se convierten en «hiper» padres, presentes en cada frente: asegurando un desayuno balanceado, actividades extracurriculares, ayuda con los deberes escolares…
Yo estoy perfectamente consciente de cuán involucrada estuve (muy involucrada, de hecho) y como me convertí, lo quisiera o no, en el estereotipo de una madre judía. Eso produce niños hipercontrolados e hipervigilados. Me pregunto cómo ellos se las arreglarán un día para convertirse en adultos.
Criar a mis hijos no solo me dejó exhausta, sino en bancarrota también. Pronto mi hija terminará sus estudios. Tendré una gran fiesta ese día. Finalmente no tendré que encargarme de ella: ¡qué alivio! ¡Y que ahorro!
Nosotros NO estamos diciendo que para todas las mujeres signifique lo mismo tener hijos, pero le damos espacio a todas las opiniones pues la realidad está llena de matices, el mundo es cada vez más complejo y no podemos negarnos a entender las emociones que se desprenden de cada experiencia, mucho menos, cuando se habla de la maternidad.
No está mal tener hijos y tampoco está mal no tenerlos, por eso, es una decisión que debe tomarse con mucho amor, por supuesto, pero también con los pies bien puestos en la tierra.
En la película «Comer, rezar y amar» adaptación del libro de Elizabeth Gilbert, hay una escena en la que la mejor amiga de la protagonista le dice que tener un hijo es como hacerse un tatuaje en la cara, debes estar segura.
Nosotros podemos pensar que la decisión de Corinne de ser madre, también la tomó segura, pero dada su experiencia ahora tú puedes tomar una decisión que los haga feliz.
¿Cuál es tu opinión al respecto de la experiencia de Corinne?
