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Prefiero a un feo que me ame a un guapo que se deje amar por todas

¡(Ya) No quiero un príncipe azul!

Lo aprendí con experiencias

El amor es cosa seria, así como es magnífico y maravilloso, también puede crear un desastre pues uno de los principales retos que conlleva es mantener el equilibrio de 2 es el espacio de 1.

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Durante mucho tiempo, en mi juventud, me sentía atraída por los chicos «guapos», aquellos que con su sonrisa sí lograban conseguir lo que quería, sí como en las películas…

Me encantaba ser la chica afortunada que caminaba de la mano con el guapo del salón, ser la que era capaz de ganarse el corazón del popular.

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El problema es que mi inmadurez no me permitía ver las cosas con claridad y esa sensación de sentirme «la afortunada» novia del galán de la escuela cambió con el paso de los años y las malas experiencias.

Empecé a repetir los mismos errores en mis relaciones, me entusiasmaba con chicos físicamente agradables con los que también tenía los mismos problemas.

Mil enojos por las mil chicas que los admiraban y buscaban, ellos en ocasiones respondían a sus coqueteos u en ocasiones no o al menos yo no me enteraba.

Esto comenzó a hacerme sentir insegura, sin darme cuenta de que mi inseguridad no era consecuencia sino la causa de este tipo de relaciones basadas en la «seguridad» que me daba estar junto a alguien cuya apariencia era mi principal motivación.

Aprendí a la mala que las verdaderas relaciones no se establecen así, que es mejor la química que la física, que prefiero a alguien que me entienda de corazón a alguien que me llene el ojo.

Con el paso de los años y tropiezos lo entendí, espero que si me estás leyendo asimiles estas palabras su tienes que dejar a un lado alguna relación nociva para ti.

Por supuesto que es importante que la persona a nuestro lado nos guste, pero lo que yo no entendí a tiempo es que los gustos pueden ser relativos que lo «bonito» de una persona está en su corazón, en la estabilidad que te ofrezca, en la paz que te transmita, en la felicidad que te regale, en el mundo que esté dispuesto a construir contigo.

Tampoco estoy diciendo que todos los «hombres guapos» del mundo sean desleales, no es una regla, sólo que es muy cierto que el amor es una decisión y quedarte junto a alguien sólo por admiración física garantiza un final caótico.

Prefiero un alma limpia, un corazón paciente, alguien que me ame, me respete y me acepte porque si algo he aprendido es a ofrecer eso mismo y con amor.

No quiero un príncipe azul, quiero un ser humano dispuesto a amar a una mujer que no se siente princesa.

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