Nuestro cuerpo es muy sabio y si nos permitimos escucharlo, podremos aprender mucho de nosotros, la intimidad no es la excepción y más allá de la mente podemos, físicamente, predisponernos más al placer.
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Seguramente ya lo haces, hasta de manera inconsciente, pero es muy importante que lo sigas haciendo o lo compruebes de una vez por todas pues esta postura te ayuda a alcanzar placer más intenso, incluso tú sola mientras te tocas.
Para que quede claro, partamos de una situación en la que estés tú sola, tu pareja entrará en acción después.
Supongamos que estás acostada boca arriba, separas las piernas y comienzas a tocarte, sentirás como tu clít se pone más durito y aumenta de tamaño.
Lo que tienes que hacer para sentir más y mejor es arquear más tu espalda, como si abajo de ésta tuvieras una almohada y levantarás el estómago.
Tus piernas, dobladas con las rodillas hacia arriba, entran en acción pues mientras más fuertes estén tendrás más control de tus movimientos, al igual que tus pies, mientras menos se resbalen, podrás mantenerte más tiempo probando.
Puedes ocupar tus brazos para tener más apoyo.
Es como si mandaras en dirección al piso del ombligo para abajo y levantaras de la cama tu espalda baja.
Con tu espalda elevada, tu zona íntima está más receptiva y abierta para poder disfrutar de lo que haces con tus manos.
Intenta hacerlo cuando estás con tu pareja y nos cuentas los resultados.
