Si odias los lunes, las juntas, tus actividades del trabajo y hasta a tus compañeros, es muy probable que sufras de estrés laboral.
Porque tu comportamiento y todo lo que sientes, está dejando ver que no estás bien y que tu trabajo solo te está afectando y mucho.
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El estrés laboral se define como el conjunto de respuestas cognitivas, fisiológicas y emocionales que se producen ante ciertos aspectos como la organización o el ambiente de trabajo.
Es decir, se trata de la reacción física y mental ante un reto o cambio que afecta a nuestro trabajo, y que tiene lugar en el entorno o puesto donde desempeñamos las funciones que nos corresponden y donde desarrollamos nuestra carrera profesional.
Las personas experimentan estrés laboral cuando sienten que existe un desequilibrio entre lo que se les exige en el trabajo y los recursos con los que cuentan para satisfacer dichas exigencias.
A continuación, te hablamos de las señales que indican que lo estás padeciendo, para que comiences a hacer cambios y cuides de tu salud…
Señales de que sufres estrés laboral
1. Te sientes agotada.
La carga de trabajo te está pasando la factura, porque te sientes demasiado cansada y no se te quita descansando o durmiendo.
Si no que ya vives en un estado en donde haces las cosas en automático, pero no tienes energía ni ganas de hacer las actividades diarias y laborales.
2. Haces cosas para ayer.
No es que tengas superpoderes ni nada por estilo, sino que todo el tiempo estás aceptando labores que no te corresponden y con plazos de entrega que no son los mejores.
Por lo que siempre estás apurada terminando labores o tratando de hacer las cosas lo más rápido posible para complacer a tu jefe.
3. No tienes claras tus actividades.
Sufres de estrés en el trabajo porque no solo haces lo que te corresponde, sino que también tienes que apoyar en otras áreas o a otros compañeros.
Al final del día haces el trabajo de 3 personas, pero recibes el sueldo de 1.
4. Falta de reconocimiento.
Y no es que quieras que todo el tiempo te estén aplaudiendo o diciendo que eres la mejor empleada del mundo, solo quieres lo justo.
Pero esto no existe, ni con una recompensa por un buen rendimiento laboral, un mejor sueldo o demostrándote respeto.
5. No puedes quejarte.
O mejor dicho, no hay un espacio para poder expresar mejoras o críticas constructivas, no puedes hacer ningún comentario, porque todo se lo toman a mal.
Te dicen que las puertas están abiertas, pero se niegan a escuchar todos los buenos aportes que tienes que brindar.
6. Eres la única que trabaja.
Estás rodeada de superiores, compañeros o subordinados que no cooperan ni apoyan, incluso que no trabajan y solo están de adorno.
Y todo empeora en el momento en el que obstaculizan tus actividades o crean problemas que tú más tarde tienes que resolver.
7. Sientes que no avanzas.
Aunque todo el tiempo estás trabajando, te esfuerzas, das tu 100% y sigues adelante a pesar de que estás muy cansada, no notas que avances.
Te sientes estancada en un puesto de trabajo y en un ambiente que no te ayuda, incluso, sientes que estás desperdiciando tu talento.
Ya que, nadie te apoya, menos te valora ni tampoco te respetan.
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