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Esto te ayudará a no comer cada vez que te sientes ansiosa o estresada

¡Cuidado!

¡La comida debe alimentarte!

Las noticias respecto al coronavirus nos ponen a todos en un estado de estrés y ansiedad, queremos estar informadas, pero nos sentimos mal por lo que está pasando.

Se nos hace fácil pasar el trago amargo con un poco de comida. Creemos que comernos un chocolate entero, un vaso de helado o una bolsa entera de papitas nos hará sentirnos mejor.

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Y sí, controla un poco nuestro ánimo, pero solo es por un instante. Después el estrés y la ansiedad vuelven para recordarnos todo lo malo y que ahora subiremos de peso por comernos todo eso.

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La mayoría de las personas no tiene una buena relación con la comida, han aprendido a verla como un castigo, en el caso de las verduras o como una recompensa a las galletas y la comida chatarra.

Terminan comiendo lo que les gusta para sentirse bien y no porque realmente tengan hambre.

¿Por qué comemos por estrés y ansiedad?

Comer por ansiedad es muy común y no es una novedad, la ciencia ha descubierto los factores que causan esos antojos, cómo nos afectan e incluso cómo podemos evitarlo para no acabar con unos kilos extra, además del estrés.

El cortisol, la dopamina y la serotonina son las culpables. Estas hormonas controlan las respuestas del placer, estrés o felicidad que suceden en el cerebro y regulan la forma en la que procesamos los carbohidratos.

Así que cuando estamos estresadas o ansiosas, el cortisol se dispara y hace que sintamos la necesidad incontrolable de comernos una dona, incluso si sabemos que toda esa azúcar no es exactamente saludable.

De acuerdo con los expertos, comer por ansiedad te ayuda a distraerte de tus emociones, no es que dejas de sentirlas.

Más bien puedes ignorarlas o taparlas por un momento, y, cuando haces eso, puedes empezar a ver la comida como una tarea o una cura, y no como algo realmente agradable, y eso puede causar desórdenes alimenticios.

¿Cómo podemos dejar de comer por ansiedad?

Esto no es terrible si lo haces con moderación, las cosas pueden salirse de control rápidamente si no tienes un control, esto se puede convertir en un hábito poco saludable.

Para evitarlo, lo primero que debes hacer es recordarte a ti misma que la comida tiene un propósito y es alimentarte. No hacerte feliz.

Tan pronto como comiences a buscar comida, detente.

Piensa: ¿Tengo hambre? ¿Necesito comida en mi estómago o se está disparando uno de mis factores desencadenantes? ¿Qué necesito ahora?

Lo más importante es que intentes lidiar con el verdadero problema, lo que te causó estrés y ansiedad en primer lugar, pero es un proceso, no lo hagas de golpe, pues esto solo va a causar que te dé más ansiedad y que quieras comer más.

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