Engañar a un bebé o a un toddler es mucho más difícil de lo que uno esperaría.
Muchas investigaciones han demostrado que ya para los 13 meses tienen una muy buena noción de cuando hay tensión en el ambiente o cuando están viviendo una situación social compleja, además tienen la capacidad de tomar notas mentales de lo que provocó cierto incidente y pueden discernir si fue a propósito o accidental.
Los niños prestan atención a su mundo y absorben todas las complejidades de la vida social humana desde el principio.
Pero ahora, un nuevo estudio publicado en el journal Child Development, acaba de arrojar aún más luz sobre este proceso, dejándonos claro que los pequeñines aprenden las cosas en diferentes etapas y no necesariamente en el orden que los adultos creemos.
Los autores del estudio reclutaron a un grupo de niños en un museo de ciencia y los evaluaron mostrándoles ilustraciones que contenían 2 personajes, del mismo tamaño y forma, uno ejerciendo cierto poder sobre el otro. Les dejaron claro que los personajes eran de la misma edad y del mismo género que los pequeños, para eliminar cualquier prejuicio relacionado con estos factores. Y los nombres elegidos para estos personajes eran similares entre sí.
Después de escuchar a cada una de sus historias, los niños, evaluados por separado, tenían que decir quién de los personajes tenía más poder, quién estaba a cargo de la situación, y explicar sus razones.
Este es un ejemplo:
«Dizz le dijo a Fizz y sus amigos que el rojo es el mejor color y que de ahora en adelante todos deberían usar rojo. Al día siguiente, Fizz llegó a la escuela con una playera roja, igual a la que Dizz había estado usando. Fizz le dijo a Diss: ‘Ve mi playera roja’.»
En la mayoría de los casos, los niños entre 5 y 6 años identificaron a Dizz como el que estaba a cargo. Sin embargo, niños de 3 años pudieron entender que aquél que obtenía lo que quería era el de más autoridad y notaron la dinámica en la que un personaje le daba permiso al otro de hacer algo.
Sorprendentemente, la forma de poder que los niños entienden de manera más tardía es la que para los adultos resultaría obvia: dar órdenes. En este estudio, los niños que vieron eso como poder tenían 7 años, el más chico.
Pero los psicólogos que participaron en esta investigación aseguran que esto es una ventaja. El hecho de entender las sutilezas a más temprana edad es una herramienta de supervivencia social. Nuestros pequeños desarrollan a temprana edad las complejas habilidades que les permiten navegar en un mundo de complicaciones sociales, y eso es algo bueno para cualquier papá.
Por lo menos en esa parte podemos estar tranquilos con la evolución de la humanidad.