A veces soltar un amor que creíamos que era el hombre de nuestra vida y que se quedaría a nuestro lado para siempre es difícil y doloroso.
Nos aferramos a una persona que no quiso quedarse a nuestro lado, que le falto amor, ganas, interés y fuerzas para luchar por nosotras.
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Lo peor es que esa persona se fue desde hace mucho tiempo y nosotras seguimos dándole un espacio en nuestra vida.
Nos parece imposible sacarlo de nuestra mente y corazón, creemos que podemos hacerlo cambiar de opinión o que un buen día se dará cuenta de todo lo que valemos y volverá a amarnos, pero eso su amor es historia.
Probablemente él sigue ahí por comodidad o esperando por “algo mejor”, parece tener una relación estable contigo, pero la realidad es que ya te dejó hace mucho.
Soltar duele, pero aferrarse a lo ya nos abandonó hace mucho, duele más
Sí, es muy fácil decirlo: “necesitas soltar lo que no te hace bien para seguir adelante”, pero es muy difícil realizarlo.
En ocasiones, nuestro corazón no entiende de razones y él quiere seguir luchando por lo que cree que necesita.
No puede quitarse la venda de los ojos y ver lo evidente. Esa persona ya no nos ama y probablemente nunca lo hizo.
Lo mejor que podemos hacer en entender poco a poco que ese hombre no era tan maravilloso, lo idealizamos y cubrimos todos sus defectos para no lidiar con problemas.
Estar en nuestra vida tenía un propósito en nuestra vida y era entender que merecemos algo mejor.
Llegó para enseñarnos que un buen amor te quiere, respeta, protege e impulsa a ser mejor. Es decir, todos sus actos te demostraron que él no era así
Que necesitábamos vivir ese amargo amor, para luchar por un amor sano y verdadero.
Soltar es uno de los ejercicios más difíciles a los que tendremos que enfrentarnos.
Y si no aprendemos a soltar por voluntad propia, tendremos que aprender a las malas, la vida se encargará de ello, lo cual implica que nos expondremos a un sufrimiento mayor.
Deja de perseguir a quien no quiere estar en tu vida y valora a los que eligen quedarse por sobre todas las cosas, esos son los que hacen la diferencia.
Mientras tú te desgastas en recuperar a alguien que ya te soltó, hay alguien más demostrándote que vales toda la pena y que eres una mujer por la que se debe luchar.
Soltar te ayuda a sanar…
Nos aferramos a algo que ya no es, a un recuerdo que permanece en el pasado, a una relación irrecuperable, a una persona que ya no es la misma o que ni siquiera está a nuestro lado, a una situación que ha perdido su razón de ser y a un futuro que estaba destinado a fracasar.
Seguir luchando por alguien que nunca hizo lo mismo por nosotras nos quita amor propio y dignidad, además de tiempo y seguridad.
Si evitamos soltar a lo que ya nos soltó, seguiremos sufriendo por mucho tiempo y dejaremos de enfocarlos en las cosas importantes de nuestra vida.
Aprender a soltar no significa que no debamos luchar por las cosas o personas que creemos que valen la pena.
Sí, debemos luchar por todo lo que hace bien y principalmente por aquellas personas que se han ganado nuestro corazón con actos valiosas y no solo con palabras vacías.
Cuando dejar ir a las personas que no te valoraron entenderás que mejores cosas están por venir. La primera es que reconocer que eres una mujer valiosa y que un mal amor no te quita eso.
Reconoces que eres valiente, fuerte, poderosa, inteligente y que tienes un poder mágico para amar de la forma correcta.
Solo cuando dejamos ir todo aquello que pensamos que somos, podemos convertirnos en lo que queremos ser.
Deja de querer regresar el tiempo y resolver un amor que no es para ti. Tu pasado no te necesita, tu presente sí.
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