Cuando la soledad llama, el amor desaparece…
Algunos dicen que las relaciones amorosas son lo mejor que nos puede pasar, sí, pero sólo cuando estas están hechas de tal manera que el amor y su voluntad supera todos los obstáculos.
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Por mi parte, sólo he confirmado que, una pareja puede iniciar una vida en común de la mejor manera, pero, si algo los pone a prueba, la soledad es la primera en manifestarse.
Por ejemplo, una infidelidad es causa y consecuencia de la soledad, la distancia ni se diga, la costumbre o el desvanecimiento del amor, también.
En realidad, el peor enemigo del amor no es el odio o el desamor, es la indiferencia.
La soledad siempre va acompañada de indiferencia…
En más de dos relaciones fallidas en las que he estado, la soledad es el primer síntoma, es el anuncio del principio del fin.
Así que he llegado a conocer este tipo de soledades:
Estar sola
Cuando no contamos con la compañía de nuestra pareja. Estar sola físicamente es notorio.
Cuando teniendo a alguien que pudiera estar a mi lado, fui sola a consultas médicas, fiestas familiares, cenas con amigos…
Dejar al otro solo
Es una realidad que podemos dejar a nuestra pareja abandonada en su soledad, mientras que nosotras nos sentimos solas e incomprendidas, ellos también la pudieran estar sintiendo.
La diferencia es que algunos la resienten y otros se acostumbran y les sienta bien.
Sentirse solos estando acompañados
Este tipo de soledad es la más compleja y dolorosa, pues podemos estar a menos de un metro de nuestra pareja y sentir todo un abismo de distancia.
Esta soledad emocional suele estar también afectar la intimidad, la conexión se deslava, se pierde el entusiasmo, se desgasta el deseo y se frena la pasión.
¿Lo ven? La soledad es la primera alerta pero también puede ser el punto final
Por eso, si tienes una relación que te importe, no bajes los brazos, defiéndela hasta de tus propios defectos, demonios y pasado.
La vida es más que estar esperando a la persona adecuada, la vida es construir la rutina que te hace feliz, la cotidianidad llena de sorpresas que te den plenitud.
A veces, nos detenemos por los hijos, por el miedo a empezar, por no saber qué seguirá después de años caminando por el mismo sendero.
Pero, piensa en ti, piensa que la soledad es mala consejera cuando se tiene el corazón vacío y el amor propio comienza a irse con cada pensamiento de frustración e impotencia.
Respira profundo y platica lo que debas platicar pero, sé consciente de que si no sientes paz, felicidad y que te valoran, no estás en un verdadero hogar.
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