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Razones de peso para no fingir que tu pareja te satisface en la cama

¡Menos excusas, más placer!

Orgasmos fingidos, problema asegurado

No fingir te ayudará a tener una relación más sana con su relación y con tu placer…

¿Estás satisfecha con tu vida sexual? ¿Las relaciones sexuales son “buenas” o gloriosas? ¿Tu pareja te hace llegar? Sí, son preguntas íntimas, pero importantes para tener una relación amorosa estable.

Si has tenido que fingir en la cama o exagerar para no tener problemas con tu pareja, lo estás haciendo mal.

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A veces, la sinceridad puede ser cruel y daña la autoestima de nuestra pareja o crea ciertos problemas en nuestra relación, por eso preferimos asegurar que estamos más que satisfechas.

Pueden existir un sinfín de razones por las que finges un orgasmo, desde la falta de química en la cama, que él termine demasiado pronto, miedo a dañar su autoestima o no sentir deseo en ese momento.

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Sin embargo, estás haciendo mal al no ser clara con tu pareja, no solo porque tú no estás complacida en la cama también porque su relación no mejorará con el tiempo y te sentirás a medio con su amor.

No fingir te ayudará a tener más placer en tu relación o incluso a ayudar a otra mujer al tenerlo, ya que, si no te quedas con él, podrás evitar que otra mujer esté frustrada con su poca satisfacción sexual.

Razones de peso para no fingir que tu pareja te satisface en la cama

1. Perdida de autoestima.

“Someterte” a una relación sexual sin deseo, implica privarte del derecho como persona a expresar tus preferencias y apetencias.

Te sientes frustrada, ansiosa y triste por no cubrir tus necesidades, lo que provoca en que sientas que es tu culpa o que algo está mal en ti.

2. Ansiedad.

Fingir un orgasmo conlleva falsear una emoción y un sentimiento, por lo que repetir esto, de forma continuada en el contexto de una relación de pareja, cuando menos es una incongruencia entre lo que piensas y lo que expresas al otro.

No es extraño que tu cuerpo necesite manifestar tal incoherencia de alguna manera y empiece a mostrar síntomas de ansiedad.

Escucha a tu cuerpo, el mensaje que te trae: hay algo de tu vida que no te convence, no te agrada y no te satisface. Comienza por expresarlo, y no disimularlo, estarás más cerca del cambio.

3. Problemas sexuales.

Simular placer de modo habitual, cuando en realidad no hay excitación ni deseo, puede hacer que se produzca un aprendizaje condicionado, por el que asocies sexo a una situación aversiva o coercitiva.

Si te fuerzas a tener penetración o estimulación genital sin deseo ni lubricación, puedes acabar manifestando trastornos como la dispareunia (dolor durante el coito), anorgasmia (dificultad para alcanzar el orgasmo), vaginismo (contracción involuntaria de la vagina), etc.

En definitiva, fingir te sale caro en muchos aspectos y va a repercutir negativamente a medio o largo plazo en tu relación de pareja.

4. Acabas con el malentendido.

Además de que es difícil hacer ruidos cuando en realidad estás aburrida o no te sientes cómoda, también le transmites información errónea a él, quien piensa que la actividad que acaban de tener es placentera y deberían repetirla la próxima vez.

No se trata de llegar a una meta, sino de disfrutar.

5. Descubren otras formas de placer.

Los hombres suelen creer que la penetración satisface automáticamente a la mujer porque desconocen que esta técnica puede resultar insuficiente.

Te corresponde a ti sacarlo del error y dejarle claro que hay otras maneras de disfrutar al máximo.

Es momento de no fingir y hablar con tu pareja

Sugiérele directamente que quieres mejorar las relaciones y remarca los beneficios que eso tendría para ambos.

 Déjale claro que no hay culpables y que tu intención no es reprochar, sino proponer.

Invítalo a consultar a un sexólogo e iniciar una terapia de pareja en la que el profesional les ayude a comunicarse en este aspecto, además de darles herramientas para tener más satisfacción.

También prueben nuevas cosas, desde poses, juguetes o lugares. Todo se vale, claro está si ambos quieren.

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