Diciembre ya está aquí y con él, las fiestas y tradiciones, pero también los propósitos para el 2026 y terminar el año con broche de oro.
Sin embargo, esto último no es lo más importante ni tampoco lo más sano, porque por más que quieras, no todo va a ser perfecto y habrá tropiezos en el camino.
Te recomendamos:
¿Qué significa que tu pareja te regale flores después de cometer un error?
Cualidades que tiene un hombre que vale la pena
¡Échale un ojo al Facebook de Hey Hey Hello! 😉
Lo sabemos, tú crees que sí podrás hacer borrón y cuenta nueva, para llegar al 2026 sin pendientes y con una nueva personalidad, pero no es necesario.
Aferrarte a terminar el 2025 con broche de oro y llenarte de pendientes no es posible, sobre todo si ya no lo hiciste en los meses anteriores o incluso años.
¡Ojo!, esto no es un ataque y tampoco te estamos diciendo que eres mediocre al no lograr tus metas, sino que queremos que veas que solo te vas a estresar, enojar y desgastar en hacer todo en menos de un mes.
Por esto, tómate las cosas con calma, respira, disfruta de las vacaciones y conoce los motivos que te harán ver que es momento de ir paso a paso, porque no hay necesidad de correr.
Razones por las que no debes aferrarte a terminar el año con broche de oro
1. El calendario es arbitrario.
El 31 de diciembre no es una línea mágica a la que llegues y todo se solucione a tu favor. Necesitas ver que tus procesos, metas y emociones no entienden de fechas.
Forzarte a cerrar ciclos justo para ese día solo te añade presión innecesaria.
2. La presión social distorsiona tus prioridades.
La narrativa de “cerrar el año de forma perfecta” viene más de redes sociales y expectativas ajenas que de tus verdaderas necesidades.
Es fácil confundirte y perseguir logros que ni siquiera te importan o con los que ya has decidido estar en paz.
No debes modificar tus procesos ni tiempos, solo para complacer a alguien más.
3. No todo se debe resolver rápido.
Algunas metas requieren tiempo, paciencia y consistencia, por lo que apretar el paso para cumplir antes del 31 puede llevarte a tomar malas decisiones o a desgastarte física y emocionalmente.
Hay cosas que necesitan más tiempo y atención, y si las haces de prisa, no se harán bien y todo se terminará complicando.
4. La comparación te roba la calma.
Diciembre suele traer balances y comparaciones, principalmente por las redes sociales o por esos parientes incómodos.
Intentar “llegar a la altura” de otros te puede hacer sentir insuficiente, aunque hayas progresado muchísimo.
Así que, enfócate en ti y en ver todo lo que ya lograste, sin importar que los demás hayan hecho “más”.
5. El agotamiento de fin de año es real.
Pretender dar tu mejor rendimiento cuando estás física o mentalmente cansada es ser injusta contigo misma.
A veces descansar es más valioso que presionarte a producir, incluso, porque ya hiciste mucho durante todo el año y es tu momento de disfrutar, no de seguir haciendo más cosas.
6. Los cierres forzados crean frustración.
Si no logras ese “broche de oro” idealizado, puedes terminar el año sintiéndote peor, aunque hayas tenido avances importantes que merecen ser reconocidos.
Necesitas ser más amable y considerada contigo y ver que lo has hecho bien hasta ahora y que no necesitas seguir siendo productiva hasta el último día del año.
7. Los ciclos personales no se sincronizan con el calendario.
Para algunas personas, el verdadero comienzo emocional o práctico llega en febrero, en abril o en un día cualquiera.
Validar tus propios ritmos es más sano que ajustarte al calendario externo.
8. Seguir avanzando también es un cierre.
No necesitas un final dramático o brillante para que tu 2025 cuente o se vea valioso. A veces la mejor manera de cerrar un año es simplemente continuar tu camino, con calma y claridad.
Síguenos en nuestras redes sociales: Facebook, Twitter, Instagram y TikTok.
