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Mi ex me invitó a su boda, fui y aquí te cuento todo lo que hice

¿Qué hubieras hecho en mi lugar?

¿Harías lo mismo que yo?

Siempre creí que si un ex me invita a su boda, era solo para molestarme y yo no iba a ser parte de ese juego, sin embargo, caí ante la tentación e hice lo impensado.

Incluso, en algún momento otro ex me invitó a su boda y no fui porque no valía la pena. Pero esta ocasión decidí aventurarme y hacerlo.

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Sobre todo, porque él fue el error de mi vida y se merecía que se incomodará con mi presencia. No solo quería cerrar el ciclo, también deseaba ganar y tener la última palabra.

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Fui a la boda porque él se casaba con la mujer con la que me engañó y quería dejar claro que eran el uno para el otro y se merecían.

Mi ex me invitó a su boda, fui y aquí te cuento todo lo que hice

Mientras yo seguía con mi vida, él dejó claro que aún no me supera y que me quería hacerme sufrir. Pensó que no iría y por eso se sorprendió al verme tan despampanante y del brazo del “nada que ver”

Obviamente no iba a ir sola, necesitaba ir acompañada y darle una cucharada de su propia medicina.

El nada que ver, es un gran amigo y cuando se enteró que iría a la boda de mi ex, estaba súper dispuesto a hacerme segunda. 

No fuimos en actitud de novios, ni nada por el estilo, el punto era incomodar, pero no darle la razón, porque nunca la tuvo.

Aproveche que su familia aún me apreciaba y deje que me llenarán de atención, palabras bonitas y hasta de ánimo por el evento que estaba viviendo.

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Unplash/Wu Jianxiong

Hice lo que quise…

Yo fui la reina del evento sin hacer escándalos ni espectáculos, mi presencia bastó y sobró para que los presentes notaran que yo no fui la inmadura en la relación ni después de ella.

Asistí porque así lo quiso mi ex, él me abrió la puerta, así como lo hizo con su actual esposa, cuando estaba conmigo.

Incluso, me hizo sentir paz el saber que yo no era la que se casaba con él, porque aunque estuvo a punto de pasar, la vida me dio señales de que ahí no era.

A él siempre le gustó jugar con los sentimientos de las personas, y ahora le estaba haciendo la misma jugada a su esposa.

¡Gane!

No me quede a todo el evento, porque no era necesario y ya había logrado mi cometido. 

En los momentos en los que estuve, jamás le hablé a los novios y siempre mantuve mi distancia, porque no tenía ganas de desearles felicidad eterna.

Sin embargo, cuando ya me iba, tomé el valor de acercarme, quería que mi ausencia se notará tanto como mi presencia. 

Sentí que era el final perfecto para cerrar el ciclo y para que él entendiera que ya no sentía nada por él.

Me fui con la frente en alto y me sentí muy triunfante, él iba a seguir en su “maravillosa relación” y yo soltera, pero muy feliz.

Supe que gané la guerra, porque él me buscó 3 días después, me mencionó que me vio mejor que nunca y que eso le encantaba. 

Solo pude contestar con un “jajaja, eres bien patético”, para después disponerme a bloquearlo. Porque él ya me había dejado claro que no valía la pena y que yo ya había logrado lo que quería.

No había necesidad de extender la historia, era momento de ponerle un punto final.

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