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Recuerda: «Por mucho que ames a otro, tienes que amarte más a ti»

¿Podrías seguir así?

Abre los ojos

Podemos querer a otro desde lo más profundo de nuestro corazón, pero ¿Y nosotras mismas? ¿Qué pasa con nuestro amor propio cuando le entregamos a otra persona todo nuestro amor?

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Te lo decimos porque nos ha pasado, en nuestra naturaleza tenemos el instinto de proteger, de procurar, de ver por el otro, pero si esto no se hace a consciencia es peligroso para nosotras mismas.

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«Por mucho que ames a otro, tienes que amarte más a ti»

Mostramos disposición, acompañamiento, empatía, sensibilidad, vulnerabilidad y mucho más cuando estamos con una pareja, sobre todo cuando es una persona a la que le cuesta trabajo identificar y sobrellevar sus emociones.

Estamos ahí, para él, para ellos, para ella… Dando nuestro máximo esfuerzo, poniendo todo lo que está en nuestras manos para salir adelante, cada día haciendo más por el otro y por la relación hasta que nos vamos perdiendo a nosotras mismas poco a poco.

Vamos, quizá, lavando los trastes, ayudándolos a sanar sus heridas, acompañándolos en las buenas y en la malas, pero, ¿acaso hacemos eso por nosotras? ¿Ellos lo hacen por nosotras desde sus posibilidades?

Ese es el problema, NO está mal, lo que está mal es no recibir lo mismo, es olvidarnos del papel que tiene la reciprocidad en una relación de pareja.

Porque sin reciprocidad, entonces cómo podemos saber que lo que estamos recibiendo es justo y digno para nosotras.

Tener una pareja, casarse o vivir juntos implica disposición y voluntad para formar un equipo y desde ahí, sortear las pruebas de la vida que de por sí ya es demasiada complicada.

Por amarlo no tienes que dejar de amarte

Seamos conscientes de nuestras realidades, de nuestras emociones, de nuestros estados de ánimo y de las decisiones que nos orillan a aceptar menos de lo que sabemos merecemos.

Por ponerlo un ejemplo, si tu pareja no cocina, que haga el agua, que ponga la mesa con todo lo que se necesite y entre los 2 laven los trastes… Pero todo bajo un acuerdo elaborado por los 2, no puede haber imposición.

Pero, si además de cocinar, preparas y limpias todo, ¿en dónde estás dejándote? ¿Qué le estás facilitando?

Ahora, pasa este ejemplo en una situación en la que se deban manejar emociones, en donde se deban colocar a la madurez y a la comunicación como los principales ingredientes para salir adelante en cualquier preparación o problema.

No puedes hacerlo tú sola, o quizá de poder, puedas, pero, ¿eso es lo que quieres?

¿Quieres estar en una relación que, para que sobreviva, siempre pongas al otro ante que tú porque no hay forma de tener un equilibrio y estén al mismo nivel?

Reflexiona acerca de la palabra PAREJA, empieza en PAR, es de 2, y después, es para hacerlo PAREJO, para construir entre los 2 un camino sostenido con acuerdos.

Ten en cuenta que si las discusiones generan rencores y no acuerdos que se cumplan, eso no trascenderá dejándote un bien a ti, seguirás desgastándote recibiendo a cambio lo mínimo, quizá.

Por mucho que ames a otro, ámate más tú, actúa desde tu amor propio, no desde el amor que le tienes…

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