No me malinterpretes, sí, perdonar es sanador y liberador, además de que te convierte en una persona madura e inteligente, sin embargo, perdonarlo TODO está mal.
Dejamos que el profundo amor que sentimos nos haga olvidar que merecemos respeto, cariño y admiración.
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Creemos que al perdonar cada acción que nos lastimó, hará que ésta no vuelva a pasar, pero no es así.
Nada ni nadie nos asegura que esa persona no volverá a lastimarnos o incluso que hará algo peor.
No perdones todo
Mi abuela me decía: “si te agarran la medida te volverán a lastimar”, es decir, si ya lo hizo una vez, lo podrá volver hacer.
Desde un insulto, un golpe o una infidelidad.
Es muy fácil insultar, herir y reclamar, para después solucionarlo con un “perdón”.
Para algunas personas es muy sencillo decir “perdón, me equivoqué, no lo volveré hacer”, pero solo es de dientes para afuera.
No existe un verdadero sentimiento de arrepentimiento, pues es muy fácil disculparse, pero cuesta mucho demostrarlo.
Tú puedes perdonar y olvidar de corazón, dejar atrás el error y seguir adelante, pero si esa persona ya se acostumbró a lastimarte lo verá algo normal.
Pensará “aquí no pasa nada, pero pasa todo.”
No sobrevalores el perdonar, no es una obligación hacerlo y menos tomarlo a la ligera.
Si nuestro corazón se rompió o fue herido y no hay manera de componerlo, está bien no perdonar a la persona que provocó que estuviera así.
Si seguimos perdonando todas las malas acciones, nos encontraremos en un círculo vicioso en el que será muy natural que nos lastimen sin remordimiento.
Tampoco es que guardes rencor y siempre odies a la persona, simplemente nunca debes aceptar algo que tú jamás harías.
Si tú te amas, respetas, cuidas y valoras eso es lo que debes recibir de los demás, jamás permitas que alguien te dé algo que no deseas ni necesites en tu vida.
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