El amor no siempre es el pegamento de una relación…
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A veces aunque uno quiera que el amor sea el más grande y único motivo que mantiene a las personas juntas, no se puede ignorar el hecho de que se necesita tener química en todos los sentidos para que una relación funcione.
Querido, hace mucho tiempo que tú y yo perdimos la conexión y no hablo de la física. Si hablamos de hacer el amor, sigues haciéndome temblar cómo el primer día que lo hicimos, sigues poniéndome la piel chinita, sabes cómo tocarme para que alcance el clímax y yo sé exactamente lo que te satisface.
Seguimos siendo los mejores amigos que alguien pudiera imaginar o desear: sabes lo que siento sólo con verme, termino tus oraciones y nos entendemos con una mirada pero… Tú y yo perdimos esa conexión que tienen las parejas.
Perdimos la espontaneidad, la capacidad de sorprendernos a pesar de conocernos. Perdimos la comunicación que teníamos sobre nuestra relación y la magia que tienen 2 personas enamoradas. La emoción y las ganas del te amo, las locuras que se hacen por amor. Siempre que peleábamos yo ya no quería tener esperanza para arreglar las cosas y tú parecías darme más motivos para marcharme que para quedarme.
Ya no quería seguir peleando, seguir haciéndonos sufrir por un «las cosas cambiarán» a querer enfrentar la realidad… Tantas peleas fueron desgastándonos, probándonos innecesariamente creyendo en algo que probablemente desapareció hace mucho.
Es cierto que el amor fue el que nos unió y lo que nos debería de mantenernos juntos, uno se separa de una persona porque el amor ya no está presente, no porque hay mucho. Pero también es cierto que tanto amor puede asfixiar y creo que ese fue nuestro caso.
Querido, tú y yo hace muchos perdimos la conexión, nos perdimos en tantos planes, en tantos malos momentos, los malentendidos, que perdimos la verdadera razón de seguir juntos.
Nos perdimos el uno al otro sin saber en qué momento. Estoy soltera porque sé muy bien qué quiero…
