Siempre creí nuestra relación era mágica pues estaba llena de momentos increíbles, en donde todo era maravilloso, brillante y novedoso, sin embargo, con el tiempo me di cuenta de que solo era una ilusión.
Si era mágica, porque tú me enseñaste cosas que no existían y dejaste que me enamorara de algo que no existía.
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Y hasta el último momento fuiste un mago que realizaba cualquier truco para jugar con mi corazón.
Al final, desapareciste por arte de magia. No dijiste ni adiós ni ninguna pista para poder encontrar o para solucionar la situación.
Simplemente tomaste tus cosas, los momentos vividos, mi amor y te fuiste. En ese momento, lo entendí de golpe.
Lo mejor que pudiste hacer por nuestra relación, fue irte…
Tu partida me dolió, pero no de la manera en la que piensas, me sentí herida de que no te quedaras a luchar por nuestro amor.
De que no tuvieras la valentía de decirme que ya no sentías nada y que preferías terminar, pero ni siquiera tuviste el valor para enfrentarme.
En ese momento, me di cuenta de que tu amor siempre fue cobarde, como tú.
Nunca tuvo la fortaleza para demostrar afecto, amor ni cariño, siempre tuviste que usar una máscara o disfraz para encajar.
El amor que te di no era el problema, tú fuiste quien siempre hizo las cosas mal. Nunca fuiste lo suficiente para mí y necesitabas hacer trucos baratos para que yo me fijara en ti.
Ahora lo sé, yo te amé de la forma correcta, te entregué mi corazón porque yo no solo vi al mago, reconocí en ti a alguien especial que merecía cariño.
«No soy yo, eres tú»
El problema es que tú nunca te viste así, siempre te has sentido inferior y al estar conmigo, querías que yo me sintiera de la misma forma.
Pero eres tan débil que nunca lo lograste. Sí, hubo momentos en donde dude de la gran mujer que soy, pero al final siempre supe que merecía algo mejor.
Lo mejor que pudiste hacer por nuestra relación, fue irte. Así me liberaste de un amor a medias, pero también te permitió a ti huir antes de ser desenmascarado.
Sabías que con el tiempo yo me daría cuenta de que tú no estás a mi altura y que merezco a un hombre valiente, capaz de entregarme lo mismo que doy y que esté dispuesto a luchar por mi amor.
Siempre supiste que tú no eras ese hombre, me demostraste que tu amor era muy cobarde y que yo necesito un amor completo.
Tu partida me hizo bien, ahora recuerdo que valgo mucho y que no debo amar a personas que no saben amar ni amarse a sí mismos.
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