advertisement advertisement
Buscar
  • Escribe al menos 3 letras para buscar.

Cuando la atracción no se concreta siempre queda el «y si hubiera»…

A todas nos pasa mínimo una vez en la vida

¿Te ha pasado?

¿No te ha pasado que en algún momento de tu vida coincidiste con alguien que te gustaba pero nunca tuvieron algo que ver? La atracción se manifestó pero la historia no se escribió.

Te recomendamos

Reflexión: Si deja que te vayas, no vale la pena que regreses

7 cosas que ellos esperan que hagas en la intimidad

Primero, debemos aclarar que no sólo nos referimos a la atracción física/sexual que nos genera imaginarnos con alguien, saliendo a tomar una taza de café para rozar su mano al tomar el azúcar o estando en la intimidad de las 4 paredes.

Advertisement

La atracción que estamos abordando incluye pensar lo que hubieran sido las citas, las charlas, conocer a sus amigos, en pocas palabras, lo que hubiera sido conocer su mundo.

Algo que llega a darse con la atracción es que no siempre la sentimos con las personas que generalmente nos gustan, de hecho suele darse con los que «no son nuestro tipo»:

Personas mayores o más jóvenes, de una personalidad contrastante a la nuestra, de profesiones u oficios completamente contrarios…

Incluso, la atracción puede alimentarse de saber que la relación es «imposible» pues uno de los 2 o ambos tienen pareja.

Amores del pasado, amores de otros o personas que en un principio aborrecíamos, llegan a crear en nosotros ATRACCIÓN.

Y así, seguimos con nuestras vidas, olvidando a aquellas personas que no jugaron papeles protagónicos en nuestra vida y si el recuerdo nos llega de golpe, vagamos en el «hubiera».

Nos permitimos imaginar si nuestra vida hubiera cambiado al besarnos, al abrazarnos, al afrontar cara a cara que la vida nos habría escogido.

Por supuesto, no falta quien fue testigo de esa historia de amor que nunca terminó porque no empezó:

-«Ustedes deberían estar juntos»
-«Ustedes hacen una linda pareja, no sé por qué no se dan la oportunidad».
-«Siempre he pensando que tú y él, son tal para cual».

Palabras que incluso uno piensa pero que no puede pronunciar en voz alta.

A mí me pasó…

Y siempre fue con personas mayores que yo, con personas amables y divertidas, que me alegraban el día con su presencia.

Hoy, ellos son los «hubiera», personas con las que me sentí atraída pero que nunca tuve algo que ver.

Y para ser honesta, quiero que así se quede, en el divertido «hubiera»…

Estamos en Facebook

Advertisement