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Así dejé de temerle al amor y pude encontrar lo que estaba buscando

¡Tú también puedes hacerlo!

¡Toma nota!

Durante muchos años entregué mi corazón a personas que no lo merecían, en el momento no lo sabía, simplemente se los daba esperando lo mejor.

Creía que ellos iban a cuidarlo y amarlo como yo amaba el suyo, pero lamentablemente no fue así.

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Después de terminar con el corazón roto un sinfín de veces, decidí resguardarlo y no dárselo a nadie más.

Él estaría más seguro si lo colocaba atrás de una muralla que nadie pudiera atravesar.

¡Adiós, amor!

Comencé a amar mi soltería, a respetarme y a valorarme más, debo confesar que no fue fácil, pues había momentos en los que pensaba que yo era la del problema.

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Que yo tenía toda la culpa de que mis relaciones pasadas fracasaran, pero solo me atormentaba, pues recordaba que yo había dado todo y nunca había recibido lo mismo.

Sí, yo tuve un poco de culpa en mis dilemas amorosos, y fue amar de más. Lo entregué todo y me parecía bien aceptar menos de lo que yo daba.

Pero, nunca tuve la culpa de que las otras personas no supieran amar, yo había puesto mi granito de arena para enseñarles a amar bien, pero ellos no quisieron.

Con el tiempo, mi soltería y yo éramos las mejores amigas, ella me enseñó a quererme sobre todas las cosas y a disfrutar más a mí misma.

Pero, un día todo cambio, una persona inesperada llegó a mi vida y le dio un giro de 180 grados.

El amor tocaba a mi puerta…

Creí que él sería como todo los demás, que solo vería que sacaba de mí para después irse como si nada.

Así que, hice mi muralla más grande y podría decirse que huía de él, sin embargo, él no me perseguía como un perro que sigue a un gato.

Él esperaba paciente a que yo me acercará, nunca me presionó ni me insistió para que hiciera algo que no quería.

Con el tiempo sentí que ya no le temía al amor, y un día sin más ese pavor de terminar con el corazón roto desapareció.

No fue por su llega, sino porque estaba segura de que ya nadie me podía herir otra vez como antes, yo era lo suficientemente fuerte y me valoraba tanto que no lo permitiría.

Dejé de temerle al amor y sobre todo a amar a alguien. También dejé de amar mucho y comencé a amar correctamente, di pasos pequeños para no terminar arrepintiéndome después.

Hasta que yo pude amarme, comencé a dejar de temerle al amor y pude encontrar a la persona correcta para mí.

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