Es una verdad que nos gusta decir pero que a veces cuesta ejecutar… Una mujer que sabe cuánto vale su compañía no se la da a cualquiera.
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Dejemos a un lado los cuentos de príncipes que rescatan a las princesas y aquellas promesas de amor que no se cumplen, saquemos de nuestra cabeza aquellas palabras confusas que interpretamos como queremos interpretar cuando la otra persona no tiene el valor para decir, «no quiero nada serio».
Una mujer que sabe cuánto vale su compañía no se la da a cualquiera…
(Lo decimos por lo siguiente)
Nos hemos encontrado en varias ocasiones con personas que quieren nuestro tiempo, nuestra energía, nuestro cuerpo, nuestro dinero… Es decir, quieren nuestra compañía a cambio de lo que ellos quieren y pueden ofrecer.
Unsplash/Leslie Jones
No es que esto sea malo, es válido.
El problema comienza cuando no hay sinceridad, transparencia y seguridad entre lo que se quiere, se dice, se ofrece y se hace.
Entonces, puede ser que la otra persona se limite a decir, «no quiero una relación», sin embargo, la tiene, pues está presente en nuestras vidas, cama y rutina.
En realidad, lo que no quiere es un compromiso, pero no está consciente de la situación y tiene en su mente palabras confusas que se convierten en frases confusas que terminan siendo actos confusos.
No quiere una relación, pero la cultiva; no quiere una novia pero se tratan como novios; no quiere una experiencia amorosa pero comparten tiempo, canciones y más…
Ante esto, una mujer que sabe lo que vale su compañía, no se prestará a estar ahí, todo el tiempo, ser la incondicional, darlo todo a cambio de poco.
Podrá decidir acompañar, estar un rato, vivir su experiencia, lo que ella quiere y necesita, pero sabrá cuándo decir adiós, entenderá y verá el momento correcto para ella de marcharse.
No se quedará a ver lo que la otra persona decidirá hacer con los 2, ella sabrá qué hacer para ella misma.
Si bien, puede ser una decisión que rompa la dinámica y que, incluso, termine el vínculo, una mujer que sabe cuánto vale su compañía, sabe que es lo mejor.
Y, así como decide que no se queda más tiempo del que debe, de igual manera decide con quién compartirse.
No estará al lado de una persona que no conoce, admite o valora su compañía.
Tampoco se prestará a ser el centro de entretenimiento del otro, menos será quien solape indecisiones e inmadureces…
Si estás atravesando algo similar, es momento de que recuerdes cuánto vale tu compañía para que no se la des a quien no la merece.
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