Querida mamá:
Hoy he reflexionado acerca de tu labor. Estar en casa para hacerte cargo de tu familia, que en realidad no es sólo cuidar de cada miembro que la integra, es estar pendiente de cada situación que se aparezca.
Decidiste apartarte de tu desarrollo laboral por fundar una familia unida, unos hijos que sólo fueran cuidados por ti, que aprendieran de ti los mejores y más indispensables valores, niños que no conocieran el ambiente de guardería y que en tus brazos encontraran su hogar, aunque éstos tuvieran que hacer mil tareas a la vez, como dar de comer, limpiar la mesa, levantar los juguetes, cambiar pañales, lavar la ropa, cocinar, planchar, entre otras labores domésticas con las que debes lidiar sin desprenderte de la sonrisa que regresa la confianza a quien la ve.
También sacrificaste tus metas personales, aunque odias la palabra sacrificio porque no lo ves como tal, para ti es una entrega que decidiste hacer, porque así es cómo concibes el amor a tu familia.
Renunciaste a la tranquilidad de dormir horas ininterrumpidas por desarrollar tu instinto de alerta nocturna, agudizando el oído para apartar los ronquidos de tu pareja de cualquier situación de riesgo, percibir la calma en la habitación del bebé, no escuchar pasos en la azotea de algún malintencionado, saber que el perro está tranquilo y que los electrodomésticos conectados están en buen estado.
Llamarte «ama de casa» es algo tan extraño porque no significa que seas la dueña, sino que eres quien se encarga de que todo funcione a la perfección, la principal responsable de reportar la fuga de agua o la que debe conciliar entre las voces de los hijos que piden algo en especial para desayunar un domingo en la mañana que no tienen escuela.
Las telenovelas o series de televisión, no son simples gustos, son momentos que incluso a veces no puedes darte.
Eres quien da un consejo, una tableta para el dolor de cabeza o un abrazo, pero rara vez se te oye decir «me siento mal», además no siempre recibes un «buenos días», «gracias», «no tenías que molestarte», «eres grandiosa», «haz hecho tanto por nosotros», «todo te lo debo a ti», «eres un ejemplo», «te amo».
Mamá que decidiste quedarte en casa, reconozco que hay gente que ha juzgado mal esa decisión y que incluso piensan que fue la opción más cómoda para ti, pero si esas personas probaran tu labor tan sólo tres meses, quizá al primero renunciarían y sin finiquito, por supuesto, porque además, todo lo que haces es sin sueldo.
Te preocupas por conocer nuevas recetas para sorprender a tu familia, te esmeras en que tu casa no sólo se vea limpia y bonita sino que se sienta un hogar, estás incondicional para el que te necesita, ¿cuántas veces hemos leído que las mamás son psicólogas, administradoras, enfermeras, costureras, cocineras, electricistas, profesoras, doctoras, nutriólogas…? Y sin paga a cambio, al contrario, despachan con una sonrisa y un abrazo cálido con sabor a chocolate caliente.
Además llegas a ser la mediadora entre papá y las inquietudes de los hijos adolescentes, llegas a solapar, contribuir y hasta a romper reglas por la felicidad de tus hijos.
Puedes saberte canciones de cuna y los últimos éxitos de la música moderna gracias a tus hijos, aunque rara vez prendes el estéreo para complacerte a ti.
Tu labor es desinteresada, amorosa y de tiempo completo, día y noche, los 365 días del año desde hace mucho y esperemos por mucho tiempo más.
Recibe de nosotros todo nuestro respeto y admiración… porque decidir quedarte en casa debe haber sido tan difícil como cualquier otra decisión de vida y sin embargo, ni un sólo día has pensado en dar marcha atrás. Has aguantado que te reclamen, te juzguen y te llamen «ama de casa» de manera despectiva… Cuando tu trabajo es tan valioso como cualquier otro.
Esperamos que todas las mamás del mundo entendiéramos que nadie puede juzgar a otra mamá si no ha andado su mismo camino, con sus mismos zapatos y cargando las mismas pañaleras… Cada mamá decide lo que considera mejor para ella y para su familia, ya sea quedarse en casa o ir a trabajar todos los días, pero esa… es una de las decisiones más íntimas que podemos tomar y como tal debería ser respetada.