¡Cuántas veces leí esta frase en imágenes en Facebook! Nunca imaginé que después me iba a quedar como anillo al dedo: «Que duela lo que tenga que doler y que llegue lo que tenga que llegar».
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Que duela lo que tenga que doler y que llegue lo que tenga que llegar…
Después de decirle adiós a la persona más importante en mi vida amorosa, aquella persona con la que por primera vez me vi de viejita alimentando palomas en un parque, entiendo cada una de esas palabras.
Sé que tengo mucha vida por delante y que debo agradecer por todo lo que sí tengo en mi vida, sin embargo, esto no me arranca el dolor, lo debo ver en el espejo del baño cada que me cepillo los dientes, debo comer con él, cocinar con él, bañarme con él y dormir con él.
El dolor no se va de la noche a la mañana aún teniendo la voluntad de quererlo desaparecer.
Así, he tenido que acostumbrarme a él y a verlo con belleza, si duele es porque fue importante, especial, único, así que sí, que duela lo que tenga que doler.
Si aún vienen semanas o meses con esta sensación, la abrazo pues es mi dolor y el lo último que tendré de lo que fuimos como nosotros.
Pero, sé y quiero que, pasando este luto, que llegue lo que tenga que llegar…
Y cuando todo sea diferente sé que será bueno y todo estará bien.
Llegará lo que deba vivir, personas a quien amaré y quizá algunas más a quien tendré que despedir, pero estoy segura que pase lo que pase yo me mantendré firme en mí, buscando mi paz y construyendo la vida que quiero vivir.
Yo veré por mí, no te preocupes de más, que si bien hoy me duele, también soy buena en olvidar.
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