A veces las segundas oportunidades son mejores que las primeras…
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Alguna vez alguien me dijo que las personas nunca cambian, que nada nuevo nos aportará una persona con la que ya estuvimos pero… ¿Qué pasa cuándo el corazón le gana a la razón?
Siempre había sido de la idea de no volver a cometer un error cuándo había muchos más por cometer y aprender, sin embargo ésta i dea tomó otra dirección cuando empecé a tener muchos problemas con mi pareja. En los últimos meses de la relación eran más los malos momentos que estaba decidida a ponerle punto final aunque me doliera, aunque no quisiera sabía que sería lo mejor.
Sabía que me faltarían fuerzas para decirle adiós a mi compañero de aventuras, a mi mejor amigo, a la persona que siempre estuvo conmigo en lugar de imaginar cómo fue un momento, pero no podía seguir molestándome por cualquier cosa, por decir «estoy exagerando, tal vez no es algo tan importante para él como lo es para mí» y, en el momento que por fin lo iba a hacer, fue el momento que mire hacia atrás…
Recordé porqué le dije que SÍ en primer lugar: todas esas veces que nos desvelábamos platicando de cualquier tontería, todas las risas, la paciencia que nos tenemos, las peleas que nos hicieron más fuertes. También pensé en todo lo negativo y los últimos desacuerdos que se presentaron… Tal vez pienses que me quedé por costumbre pero a realidad es que esa persona es el tornillo que me falta.
Es quién me calma cuando nadie más puede, es quién más me ha conocido como pareja, ha visto lo bueno, lo bonito, lo terrible, negativa y decaída que puedo llegar a ser y aún así me levanta (aunque él también esté mal). Es esa persona que me complementa aún cuando somos polos opuestos, es quién yo sé que no es perfecto, pero es la que quiero a mi lado y me hace feliz.
No puedo definir lo que es el amor puesto que cada persona tiene su propia opinión y lo siente de diferente manera, pero puedo asegurar que si alguien nos hace inmensamente felices a pesar de tener sus malos momentos, que todos tenemos, es alguien que merece quedarse y día a día luchará por ver una sonrisa en tu rostro.
Las segundas oportunidades sí pueden ayudar a que una relación mejore e incluso sea mejor que la primera. No soy una mujer de términos medios, o eres todo o eres nada.
