Seamos fans de Star Wars o no, todas las mujeres tenemos mucho que agradecerle a la Princesa Leia.
Antes de que Carrie Fisher le diera vida al personaje de George Lucas existían muchas princesas, las de la vida real y las de Disney.
Y todas sabemos el daño que nos han hecho como género las princesas de Disney, estereotipos de mujeres inútiles cuyo valor se mide cuando llega su príncipe a rescatarlas.
Terrible.
Y tal vez sin saberlo (ojalá George Lucas nos diera una entrevista para preguntarle), esta franquicia fue bastante feminista, por lo menos en los primeros episodios que vio el mundo (IV y V).
Por primera vez conocimos a una princesa que se salía de los cánones establecidos para el término. Leia Organa no tenía amigos, no tenía familia (su planeta explotó en segundos por su culpa) y no tenía la más mínima inseguridad relacionada con su género.
Fue la primera princesa de la cultura pop que se tomó la justicia en sus manos, que decidió plantarle cara al Imperio, y que se la pasó toda la saga dándole órdenes a los héroes masculinos para, gracias ella, salvar (literalmente) la galaxia.
Leia es un ícono de la cultura pop. Y una gran feminista.
Llegó a la pantalla como cualquier otra damsel in distress, necesitada de ayuda y esperando ser salvada. De hecho, aunque ya muestra una actitud bastante rebelde en la primera escena en la que aparece, Leia manda un mensaje de ayuda a Obi-Wan Kenobi, mensaje que desata su búsqueda, rescate y posterior triunfo sobre el Imperio.
Pero este es el único momento en el que la vemos asumir un rol típicamente femenino. Desde el momento en el que abren su celda y la sacan, no deja de darle órdenes a todos los que la rodean, hombres, chewbacas, droides, lo que sea.
Leia es tan capaz como cualquier hombre o droide en la galaxia, de hecho, en muchas ocasiones dispara mejor que sus pares masculinos. Y en sus tiempos libres ayuda a reparar las naves que se dañan en combate, porque saber soldar está entre sus múltiples cualidades.
El mundo la ha llamado feminista, space bitch y kickass Princess.
La Princesa Leia no era un objeto de deseo (por lo menos en esos 2 primeros episodios), en los que incluso su ropa no era ajustada. De hecho, el punto más girly del personaje es su cabello, a veces en trenzas, a veces recogido en una cola de caballo, a veces rodeando sus orejas.
Sus túnicas eran asexuales y le permitían moverse en combate, mucho más realistas que los vestidos esponjosos que usaban Cenicienta o Blanca Nieves, pero sin dejar de aportar un estilo sofisticado porque claro, era una princesa.
Y aunque desde desde una perspectiva de género, el personaje tiene defectos, sigue siendo una kickass princess.
En una entrevista para Rolling Stone en 1983, la misma Carrie aceptó que la única forma en la que pudieron reflejar su fuerza era mostrándola enojada, es decir, transmitiendo el mensaje de que una mujer fuerte es una mujer enojada con el mundo.
Ya para el episodio VI la vemos completamente diferente, mucho más objetivizada y también más «femenina» dentro de los cánones sociales. Es más cariñosa, amorosa, «y sin ropa» aseguró Carrie.
Y claro, ‘Return Of The Jedi’ es la fantasía sexual de millones de hombres en el mundo. Es el momento en el que Leia pierde esta aura de líder asexual y muestra su increíble figura, dándole un giro al personaje, aunque sin perderse por completo.
Aún así, Carrie Fisher siempre dijo odiar ese bikini dorado (con el que todos sueñan) e incluso le aconsejó a Daisy Ridley no dejarse objetivizar de esa manera cuando interpretara el personaje en ‘The Force Awakens’.
Carrie le imprimió una fuerza inegable al personaje y no permitió que su legado como guerrera se viera disminuido por ese bikini. Tal vez por eso ahorca a Jabba con las mismas cadenas con las que él la mantuvo cautiva.
Fisher abrió la puerta para discutir lo que una princesa debía o no ser y muchos estudios y productoras comenzaron a cuestionarse los estereotipos de sus personajes femeninos, especialmente en ciencia ficción.
Los personajes de Ellen Ripley en Alien o Sarah Connor en Terminator no son gratuitos.
Poco a poco, las princesas en todo el mundo fueron ganando personalidad, liderazgo y fuerza, incluso las de Disney. En 1991 vemos a una Bella completamente fuera del orden de las princesas habituales, de hecho ni siquiera es princesa hasta que termina la película.
Bella lee, canta, es independiente, es felizmente soltera y le importa muy poco casarse ni con Gastón ni con nadie.
Pocahontas es una princesa guerrera que rechaza el amor por quedarse con su tribú, algo que jamás había pasado en un cuento de Disney. Mulan, incluso Frozen y Moana, todas son el resultado de la necesidad de crear nuevos personajes femeninos con la fuerza de una princesa.
Eventualmente, hasta Leia terminó siendo una princesa de Disney, pero en una época en la que ya no es vergonzoso ser una princesa de Disney.
Ahora, Frozen y Moana son modelos que queremos imitar, son modelos que queremos que nuestras hijas imiten, como en su momento muchas mujeres quisimos la fuerza, la actitud y la audacia de Leia.
Carrie Fisher regresó a ser Leia con Dinsey, ahora como General Organa, y es increíble.
Sin Carrie Fisher detrás de Leia tal vez nunca hubiera existido el personaje de Xena, o Elsa. Leia fue la primera princesa que le dijo al mundo que no había necesidad de sentarse a esperar por un príncipe azul que la rescatara.
Que si le daban una pistola o una espada tenía la misma capacidad que cualquiera de derrotar al Imperio y salvar la galaxia.
Y la amamos por eso.
Un gran legado de Carrie Fisher, una mujer que no sólo fue la princesa Leia, sino una gran feminista que le dio voz a las nuevas princesas guerreras de este tiempo y esta galaxia.