En este año en el que se llevará a cabo una de las votaciones más importantes para Estados Unidos y que pone de ejemplo que una mujer puede aspirar al cargo que sea, como dirigir una nación, es importante reflexionar sobre nuestro papel en la historia.
¿Qué estás haciendo tú, en tu día a día, para que las mujeres nos sintamos capaces de llegar a la presidencia o a ser lo que quieran ser con sus vidas?
Obviamente los hombres tienen que ser parte de la solución y llevamos años exigiéndolo… ¿Pero dónde está nuestra responsabilidad a la hora de hacer valer nuestros derechos, nuestros sueños y capacidades?
Según la lista Fortune 500, sólo 21 compañías tienen una CEO mujer, pero no vayamos tan lejos: analiza tu entorno y observa quiénes ocupan los puestos más trascendentes, ¿son hombres o mujeres?
No estamos diciendo que los hombres no merecen puestos directivos, es sólo poner en perspectiva que el trabajo de las mujeres debe ser apreciado de la misma manera en que se valora el del hombre. Y nosotras debemos empezar a creerlo también.
No sólo está el reto de que sea así, está el reto de que te permitan que se logre en un ambiente de justicia y equidad.
Si somos mamás podemos pedir a un hijo que lave los trastes y enseñarle a nuestra hija a cambiar una llanta, un hombre también puede aprender a coser un botón y una mujer puede reparar la fuga de agua del lavabo. Es necesario infundir en nuestros hijos la equidad de género y podemos empezar a cambiar la percepción con pequeñas acciones.
Este cambio en los roles de género nos obligará, por supuesto, a salir de la zona de confort que limita las funciones que deben desarrollar tanto hombres como mujeres. Pero es tan necesario como que podamos votar o ir libremente a la Universidad.
Aunque las mujeres podemos hacer nuestra parte, haciendo valer nuestra opinión, defendiendo nuestro trabajo, enseñando una forma distinta de formar un hogar, debemos inspirar a otros a lograr una sociedad más igualitaria y aunque esto no se logrará como por arte de magia los hechos hablarán por sí solos.
Debemos celebrar cuando una mujer tome un puesto importante, porque seguramente se enfrentó a muchos inconvenientes para llegar hasta donde está, y que las aptitudes de una persona sean reconocidas es algo digno de alabarse independientemente de su género.
Debemos defender nuestros derechos y hacer lo que esté en nuestras manos para cumplir nuestros sueños, tomar nuestros días de maternidad, disfrutar de la familia y regresar a trabajar, hacer a un lado la ansiedad laboral y el estrés de tener que cumplir en todo lados, porque eso no debería de estresarnos, debería de ser algo normal y aceptado en todos los niveles, pero si no somos nosotras las que lo vemos como algo natural, no estaremos ayudando a que así lo vean las demás personas.
Vivamos disfrutando de nosotros mismos, construyamos desde casa las bases de una sociedad con equidad, enseñemos a nuestra familia a que podemos aprender y ayudar, respetar y tolerar, crecer y cambiar, bastará empezar con pequeñas acciones que con el paso de los años y el crecimiento de los hijos se transformarán en reflexiones puestas en práctica en la vida adulta.
Si se aprende en casa, se refuerza en la escuela y se pone en práctica en la vida diaria, lograremos que todos tengamos la oportunidad de ser tratados igual, independientemente de el género al que pertenezcamos.
Asume tu responsabilidad por una sociedad con equidad, platica con tu pareja, explícale a tus hijos, y dales los motivos para ver al otro como un igual… sólo así ellos podrán ser vistos, también, como un iguales.