De unos años para acá, a la humanidad le ha entrado la desagradable costumbre de criticar todo lo que se vuelve “popular”. Incluso empleamos frases como “gustos culposos”.
“El reggaeton es mi gusto culposo”
“Sé que está mal decir esto, pero a mi sí me gusta Paulina Rubio”.
¿Por qué catalogar algo como un gusto culposo? ¿Por qué está mal que te guste la música pop, las películas comerciales, el reggaeton, Jorge Bucay o Paulo Coehlo?
¿Quién dijo que estos gustos nos hacían más o menos inteligentes?
Y éste es justo el fenómeno que está sucediendo con “50 sombras de Grey”, una evolución aún más dura de lo que pasó con “Twilight”.
Aunque a millones de chavitas alrededor del mundo les encantó la historia, era mal visto que fueras fan de Twilight. Y ahora es mal visto que te guste la saga de “50 sombras de Grey”.
¿Por?
Nadie debería de juzgarnos por nuestros gustos, ni llevarlo al extremo de hacernos sentir menos inteligentes por nuestras elecciones cinematográficas, literarias o musicales.
Y esto aplica para todo, pero en particular para “50 sombras de Grey”. Este fan fiction que parte de Twilight logró que millones de mujeres alrededor del mundo se enteraran de que había algo más que la posición del misionero y por ese simple hecho deberíamos estar agradecidísimas con la autora.
Además, le planteó la posibilidad a muchas mujeres de experimentar con nuevas formas de conseguir placer y les hizo saber que eso era tan natural como disfrutar del sexo oral.
En el sexo, tanto como en la vida, todo es cuestión de gustos y no hay algo que sea mejor que lo otro, sino algo que unas disfrutamos más que otras.
Y nadie debería juzgarnos por ello.
El fenómeno “50 sombras de Grey” logró algo similar a Harry Potter, es decir, hacer que una población que jamás había agarrado un libro, lo hiciera. Y leyera. Este mérito por sí mismo debería ser reconocido.
Y aunque los literatos dirán que el universo de Harry Potter está perfectamente bien orquestado y que “50 sombras de Grey” es bastante floja (y podrán tener razón), eso no la hace una mala historia. La hace una historia con deficiencias literarias, más no una mala historia.
Y si a ti te gustó la historia, te identificaste con los personajes, te sentiste Anastasia Steele en algún momento y deseaste que Christian Grey se atravesara en tu camino, entonces para ti es una buena historia. Una historia a la está bien invertirle tiempo.
Y nadie debería de decirnos lo contrario.
Así que basta de bullear a las personas que nos gusta “50 sombras de Grey” o “Twilight” o el reggeaton. Y a todas las personas a las que Christian Grey nos cambió la vida, defendamos con orgullo nuestros gustos y nuestra inspiración, contra todos los molestos personajes del mundo que tratan de hacernos sentir menos por nuestros gustos “culposos”.
Y si te late este tipo de literatura, te recomendamos:
Libros que te prenderán mucho más que 50 sombras de Grey