¿Cómo olvidar una de las mejores comedias de la historia si en algún momento nos podemos sentir identificadas? No, no nos referimos a querer arruinar una boda (bueno tal vez sí ?) pero sí a aceptar que la felicidad de ésa persona no es contigo.
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Recordemos que al final de la película el personaje de Julia Roberts, Julianne Potter, aborta su plan de sabotear la boda y aunque le duela ver que Michael no está con ella, llega su amigo George al rescate para ayudarla a superar el adiós.
Recientemente el director del filme reveló que en el epílogo original Julianne conocería a un chico nuevo durante la boda, mientras que el público quería que ella fuera infeliz. Fue aquí cuando Paul John Hogan, el director de la película, decidió darle más protagonismo a George para que fuera la conciencia de Julianne sobre sus actos.
Lo que opinamos del final
Nosotras amamos que Hogan decidiera no acabar la película con un final feliz. ¿La razón? Muestra a una mujer dispuesta a dejar ir, a aceptar la realidad de que no siempre te quedas con el chico ideal pero que cuando una puerta se cierra das espacio a que mejores cosas entren en tu vida.
También nos encanta que el personaje de George interpretado por Ruppert Everett tuviera más protagonismo: TODAS necesitamos a una persona que nos haga ver las cosas desde otra perspectiva, alguien que cuando nuestra lucha interna del bien y el mal esté muy desequilibrada nos centre aunque no queramos.
Creemos que es una película que puedes disfrutar en cualquier momento: un domingo en la tarde para relajarnos más, un día que queramos reír mucho o cuando hayamos terminado una relación y nos neguemos a aceptar que dejar ir es lo mejor que podemos hacer.
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