Si te encanta estar descalza, pero no lo haces seguido porque tu mamá siempre te regañó, debes saber que este hábito no es tan malo como ella dice.
Ya que, tiene más beneficios de los que te imaginas. Aparte de sentirse liberador, hay razones físicas, mentales y hasta energéticas para hacerlo.
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Y esto no te lo decimos para que vayas a reclamarle ni nada, simplemente, para que conozcas estos beneficios y comiences a estar descalza, más seguido sin preocuparte o pensar que te vas a enfermar.
¿Por qué es bueno estar descalza?
1. Reduce el estrés.
Caminar sin zapatos ni calcetas, especialmente sobre el césped o arena, tiene un efecto relajante. El contacto directo con la tierra puede calmar el sistema nervioso.
2. Conexión con el presente.
Sentir el suelo bajo tus pies te trae al “aquí y ahora”, digamos que es como una mini práctica de mindfulness.
En donde te relajas, te despejas de las preocupaciones y te concentras en disfrutar del momento.
3. Fortalece los músculos del pie.
El calzado, sobre todo el que tiene suelas duras o tacones, puede debilitar los músculos del pie. Por lo que estar descalza permite que trabajen de forma natural.
4. Mejora el equilibrio y la postura.
Cuando estás descalza, tu cuerpo se ajusta de forma más precisa al terreno, lo que entrena tu equilibrio y alinea mejor tu postura.
5. Estimula puntos de presión (reflexología).
Hay terminaciones nerviosas en la planta del pie que se activan al pisar ciertas superficies. Por lo que al no traer zapatos ni calcetas, obtienes un mini masaje de forma natural.
6. Conexión con la tierra.
La teoría del grounding dice que caminar descalzo sobre tierra, pasto, arena o piedra ayuda a descargar la energía estática acumulada y equilibrar la carga eléctrica del cuerpo.
Aunque suene esotérico, hay estudios que muestran beneficios antiinflamatorios y de mejoría en el sueño.
¡Es momento de probarlo!
Hacerlo más seguido puede volverse parte de una rutina de comodidad, relajación y de conectar con la naturaleza.
Por esto, a continuación, te damos algunas ideas para que lo disfrutes más y lo hagas con intención:
Césped húmedo por la mañana: Es una de las sensaciones más relajantes. Además, la humedad ayuda a la conexión con la tierra.
Arena (playa o río): Úsalo como pretexto para tomar unas merecidas vacaciones. Ya que al hacerlo en la arena estimula los pies y a la vez es suave. Además, es como un exfoliante natural.
Tierra o senderos de bosque: Con precaución, son lugares increíbles para reconectar con la naturaleza.
En tu casa: También cuenta y mucho. Además, ayuda a que tus pies se relajen después de estar encerrados en zapatos (sobre todo, si te aferras a usar los que son bonitos, pero nada cómodos).
Tips extras:
Empieza de a poco si no estás acostumbrada, sobre todo si vas a caminar al exterior. También escucha a tus pies: si algo duele, cambia de superficie.
Si vas a probar en el exterior, puedes llevar toallitas húmedas o una botellita con agua para limpiarte después.
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