Cuando el trabajo se acumula, las horas parecen no ser suficientes y los jefes necesitan todo para ayer…
Llegar a casa y echarte en el sillón a ver la tele con una copa de vino pareciera ser lo único que podría salvarte el día.
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El simple hecho de imaginarlo puede hacerte sobrevivir las últimas horas de la tarde, ¿cierto?
Desafortunadamente, la Universidad de Basel en Suiza nos acaba de arruinar este placer.
Investigadores de esta universidad, en conjunto con científicos del Hospital Sahlgrenska en Suecia, encontraron una correlación interesante entre los niveles de estrés y el ejercicio que hace una persona.
El estudio, publicado en el journal Medicine & Science in Sports & Exercise señala que…
Cuando estamos más estresadas es cuando menos ejercicio hacemos, aumentando el riesgo de padecer problemas cardiacos como presión arterial alta o colesterol elevado.
Concluyen que el mejor remedio contra el estrés y las presiones de la vida cotidiana es (y seguirá siendo, lo sentimos) el ejercicio.
Aún cuando es lo último que se te antoja hacer, aún cuando esa copa de vino te hace ojitos desde tu cocina…
¡Oblígate a hacer ejercicio!
Caminar 20 minutos, ir a una clase de yoga, hacer un par de abdominales.
Cualquier actividad física que puedas hacer será el remedio natural más eficiente para combatir los estragos del estrés en tu cuerpo.
Así que guarda esa copa de vino para cuando regreses… dormirás mucho mejor que si te lo tomas en este momento.