Seguimos en el Mes Mundial contra el Cáncer. Por ello, expertos del Hospital Houston Methodist nos explican cuatro factores de riesgo sorprendentes del cáncer de mama.
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El cáncer de mama es una preocupación de salud profundamente personal y desafiante que afecta a una de cada ocho mujeres. Las conversaciones sobre este tema a menudo se centran en factores de riesgo conocidos, como la genética y los antecedentes familiares. Si bien estos son importantes, existen otros riesgos menos conocidos que también merecen atención.
La Dra. Michelle O’Shea, cirujana de mama y oncóloga quirúrgica del Hospital Houston Methodist, comparte su experiencia sobre estos factores de riesgo menos discutidos y cómo puedes tomar el control de tu salud.
1. El peso después de la menopausia: ¿qué papel juega?
Uno de los factores de riesgo más subestimados para el cáncer de mama es el aumento de peso después de la menopausia, señala la Dra. O’Shea. Tener un índice de masa corporal (IMC) elevado después de la menopausia puede incrementar significativamente el riesgo de cáncer de mama, entre un 20 % y un 60 %.
«Las mujeres pueden aumentar de peso durante la menopausia debido a cambios en el metabolismo, y ese exceso de peso lleva a niveles más altos de estrógeno», explica la Dra. O’Shea. «Después de la menopausia, el estrógeno se produce en las células grasas. Por lo tanto, tener más células grasas significa más estrógeno, lo que aumenta el riesgo de cáncer de mama».
Este riesgo no se limita a las mujeres que nunca han tenido cáncer de mama. Las sobrevivientes de cáncer de mama con sobrepeso también tienen un mayor riesgo de recurrencia, con un 35 % a 40 % más de probabilidades de que el cáncer regrese y mayores posibilidades de resultados adversos.
2. Un estilo de vida sedentario: ¿cómo te afecta?
El aumento de peso a menudo está relacionado con la inactividad, y la Dra. O’Shea señala que un estilo de vida sedentario puede incrementar el riesgo de enfermedades cardíacas y diversos tipos de cáncer, incluido el de mama. La buena noticia es que este es un factor de riesgo que puedes controlar.
La Sociedad Americana del Cáncer recomienda 300 minutos de ejercicio moderado a la semana para ayudar a reducir el riesgo de cáncer, lo que equivale a unos 42 minutos diarios. Esto incluye actividades de bajo impacto, como caminar a paso ligero, andar en bicicleta, practicar pilates o nadar.
Si prefieres actividades más intensas, como trotar, jugar al tenis, saltar la cuerda, tomar clases de aeróbicos o hacer senderismo, entonces ese total se reduce a solo 22 minutos diarios.
La actividad moderada a vigorosa no solo ayuda a controlar el peso y a reducir el riesgo de cáncer, sino que también mejora la salud general.
3. El consumo de alcohol: ¿cuánto es demasiado?
El consumo de alcohol es otro factor de riesgo para el cáncer que a menudo se subestima. Muchas personas disfrutan de una copa de vino con la cena o un trago en eventos sociales, pero la Dra. O’Shea enfatiza que el consumo regular de alcohol está fuertemente asociado con un mayor riesgo de desarrollar cáncer de mama.
«Más de una bebida al día puede aumentar significativamente el riesgo», advierte la Dra. O’Shea. «Para las mujeres con alto riesgo de cáncer de mama o para sobrevivientes de cáncer de mama, recomendamos promediar menos de una bebida al día».
Aunque esto pueda parecer restrictivo, la Dra. O’Shea sugiere encontrar un equilibrio. Está bien darse un gusto ocasionalmente con una copa de vino en un evento especial o en las vacaciones, pero es importante compensarlo con algunos días sin alcohol y controlar el consumo diario para minimizar el riesgo.
4. Terapia de reemplazo hormonal: ¿los beneficios superan los riesgos?
Para muchas mujeres, la terapia de reemplazo hormonal (TRH) es un tratamiento común para manejar los síntomas de la menopausia. Sin embargo, existe mucha confusión y controversia sobre su seguridad y su impacto en el riesgo de cáncer de mama. La Dra. O’Shea detalla algunos tipos de terapias hormonales y las principales preocupaciones asociadas:
Terapia de reemplazo hormonal (TRH)
Incluye cualquier forma de tratamiento que use estrógeno, progesterona o una combinación de ambos para aliviar los síntomas de la menopausia. No debe confundirse con las terapias hormonales utilizadas para tratar ciertos tipos de cáncer de mama.
Terapia hormonal combinada
Cuando las mujeres toman tanto estrógeno como progesterona, el riesgo de cáncer de mama aumenta. Un estudio de la Iniciativa de Salud de las Mujeres encontró que las mujeres que tomaban TRH combinada de estrógeno y progesterona naturales tenían un 24 % más de riesgo de desarrollar cáncer de mama.
Terapia solo con estrógeno
Curiosamente, el uso de estrógeno solo ha demostrado reducir el riesgo de cáncer de mama, pero aumenta el riesgo de cáncer de útero. Por lo tanto, este tratamiento suele ser más adecuado para mujeres que se han sometido a una histerectomía.
Parches de estrógeno
Algunos estudios europeos han encontrado que las mujeres que usaron parches de estrógeno (tras una histerectomía) mostraron un menor riesgo de cáncer de mama.
«La terapia de reemplazo hormonal es realmente una conversación que cada mujer debe tener con su médico, generalmente su ginecólogo o médico de atención primaria, sobre las opciones disponibles», explica la Dra. O’Shea. «Es importante porque puede ayudar a mantener el peso, mejorar la densidad ósea, combatir la fatiga, los sofocos y el insomnio, síntomas de la menopausia que afectan la vida diaria de las mujeres».
Para las mujeres que enfrentan la menopausia y están considerando la terapia de reemplazo hormonal, la clave es discutir sus factores de riesgo personales con el médico para encontrar el equilibrio adecuado entre riesgo y beneficio. Cada mujer es diferente, y su tratamiento debe adaptarse a sus necesidades específicas de salud.
Duración de la terapia de reemplazo hormonal: lo que necesitas saber
La duración de la terapia de reemplazo hormonal es otro factor crítico al considerar los riesgos de cáncer de mama.
El uso a corto plazo de la TRH —generalmente entre dos y cinco años— puede ofrecer alivio para los síntomas de la menopausia sin aumentar significativamente el riesgo de cáncer de mama. Sin embargo, el uso a largo plazo puede aumentar el riesgo de manera considerable.
Por ejemplo, una mujer promedio de 50 años tiene un 1.4 % de riesgo de desarrollar cáncer de mama en los próximos cinco años. Esto equivale a 14 de cada 1,000 mujeres. Si añade terapia solo con estrógeno, ese riesgo aumenta al 1.7 %.
Cuando se usan estrógeno y progesterona juntos, el riesgo aumenta al 2.2 %. En un periodo de diez años, esos números se incrementan significativamente, con una mujer en terapia hormonal combinada teniendo un riesgo del 6.1 % en comparación con el 2.8 % de quienes no toman hormonas.
«El objetivo es encontrar alivio de los síntomas dentro de los dos a cinco años y luego reevaluar», dice la Dra. O’Shea. «Con el tiempo, es crucial trabajar con tu proveedor de atención médica para determinar si los beneficios de continuar la terapia superan los riesgos».
Después de suspender la terapia hormonal, el riesgo de cáncer de mama de una mujer disminuye gradualmente y, en cinco años, regresa al nivel de las mujeres que nunca tomaron hormonas.
Antecedentes familiares y terapia de reemplazo hormonal: ¿Quién debería evitarla?
Las mujeres con antecedentes familiares de cáncer de mama o aquellas que son portadoras del gen BRCA deben abordar la terapia de reemplazo hormonal con precaución.
Aunque algunos estudios muestran que la TRH puede no aumentar dramáticamente el riesgo en mujeres con solo un familiar afectado por el cáncer de mama, los riesgos se acumulan cuando hay más familiares afectados.
Para las portadoras del gen BRCA, la terapia solo con estrógeno después de una histerectomía puede ser una opción, incluso para sobrevivientes de cáncer de mama, pero debe evaluarse cuidadosamente.
«No hay una situación en la que la terapia de reemplazo hormonal esté absolutamente prohibida, pero requiere una discusión exhaustiva sobre los riesgos y beneficios específicos de cada mujer», aconseja la Dra. O’Shea.
Empoderando a las mujeres para controlar sus factores de riesgo
Aunque hay muchos factores de riesgo de cáncer fuera del control de una mujer, la Dra. O’Shea enfatiza que hay muchos aspectos del estilo de vida que sí se pueden influir.
«No podemos controlar ser mujer o los antecedentes familiares, y no podemos controlar fácilmente nuestros niveles hormonales», dice. «Pero podemos controlar nuestro estilo de vida. Si queremos reducir el riesgo de cáncer de mama, podemos hacer cambios que tengan un impacto significativo».
Estas son las principales recomendaciones de la Dra. O’Shea, experta del Hospital Houston Methodist para las mujeres que desean reducir su riesgo de desarrollar cáncer de mama:
1. Mantén un peso saludable: Especialmente después de la menopausia, controlar el peso es clave para manejar los niveles de estrógeno.
2. Haz ejercicio regularmente: Apunta a 45 minutos de actividad moderada al día.
3. Limita el consumo de alcohol: Mantén un promedio de menos de una bebida al día.
4. Infórmate sobre la terapia hormonal: Habla con tu médico y evalúa los riesgos y beneficios según tu perfil de salud personal.
5. Realiza exámenes regulares: Las mamografías y otros estudios pueden detectar el cáncer de mama temprano, cuando es más tratable.
Al arrojar luz sobre estos factores menos discutidos, esperamos empoderarte para que tomes medidas significativas hacia la reducción de tu riesgo de cáncer de mama y protejas tu salud.
Cada camino de salud es único, y al mantenerte informada puedes tomar decisiones que prioricen tu bienestar y te brinden tranquilidad.
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