Si de confesiones se trata puedo decir que durante muchos años sufrí estreñimiento, mi digestión era normal, hasta que pasando los 25 mi metabolismo se alentó.
Te recomendamos
Los “niños” de Stranger Things están irreconocibles
Estudio afirma que los hombres maduran hasta los 43 años
Me costaba trabajo ir al baño y me preocupaba mucho que la situación empezara a causar problemas más serios como hemorroides o incluso cáncer de colón.
Pero, antes de tirarme al drama y para no diagnosticarme según Google, hice algo muy sencillo que con ayuda de un médico general, me alivianó bastante y hoy puedo sentirme cómoda cada que visito el sanitario.
¡Adiós al estreñimiento!
Son pequeños cambios en los hábitos y nuevas medidas para poner a trabajar a tus intestinos, entonces lo que leerás, es lo que hice durante algunos años, pero ¡OJO! no lo hice todo al mismo tiempo, sino que distinguí cuáles eran las acciones que me ayudaban a poder ir al baño.
Es MUY importante que consultes esto con tu médico de cabecera.
1. Una cucharada de aceite de oliva en ayunas.
Como primer alimento del día, una cucharada sopera de aceite de oliva me ayudó a regular mi tránsito intestinal.
2. Tomar agua.
El consumo de agua simple es muy importante para una correcta digestión, ésta tiene que consumirse a lo largo del día y en pequeños sorbos, no de golpe y no sólo durante la comida.
3. Aumentar el consumo de fibra.
Sobre todo de verduras.
4. Comer una toronja en gajos en el desayuno.
Además de combatir la celulitis, una toronja en gajos con el desayuno me ayudó mucho a sentirme menos inflamada.
5. Mejorar mi postura.
Fue básico pararme más derecha y sentarme de la forma adecuada mientras estaba en la oficina frente a la computadora.
6. Caminar más.
Poner en actividad mi cuerpo me facilitó las cosas, empecé con distancias breves entre mis traslados de la casa al trabajo, pero después me propuse salir a caminar por las mañanas.
7. Aumenté mi consumo de lactobacilos.
Sin exagerar y de acuerdo a mis gustos y posibilidades.
8. Consumí avena por las mañanas de forma moderada.
La avena es un alimento con muchos beneficios, sin embargo, no todos los organismos somos iguales.
Me di cuenta que si desayunaba avena todos los días me causaba estreñimiento, así que la consumía cada tercer día y así era más efectiva.
Esto tiene mucha relación con el siguiente punto:
9. Le puse atención a mi cuerpo.
Observé, analicé, entendí, qué era lo que mi cuerpo realmente necesitaba y qué era lo que le estaba dando de más, incluso fibra.
Me di a la tarea de distinguir lo que sí me generaba un beneficio y lo que no, la regularidad de su consumo o la cantidad, por ejemplo:
Disminuí el consumo de tortillas y arroz, pues noté que según las porciones que consumía me afectaban de diferente manera, no es lo mismo comer 4 tortillas a 1, así que tampoco me sacrifiqué del todo.
10. Relajar mi estómago.
Esto fue lo más importante, ¿has oído que el estrés engorda?
Según lo platiqué con mi doctor, en ocasiones no nos damos cuenta pero el estrés hace que «metamos» el esfínter, incluso podemos irnos a dormir y despertar con esta parte de nuestro cuerpo, tenso.
Lo anterior provoca que no permitamos a nuestros intestinos hacer su trabajo con libertad.
Así que además de cambiar ciertas cosas de tu alimentación, hazte consciente de la forma en la que pones tu esfínter, quizá el estrés ha causado que lo tengas tenso y eso no favorece la digestión.
Como te mencioné al principio, son 10 cosas que me ayudaron a lo largo de los años a mejorar mi digestión, no lo hice todo al mismo tiempo.
Lo mejor es acudir con un especialista para que te lleve de la mano y puedas decirle adiós al estreñimiento.
