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Mictecacíhuatl: la señora de los muertos de la que ya nadie habla el 2 de noviembre

La cosmovisión mexica en la que se basan nuestras tradiciones

La encargada de vigilar tus huesos

¿Has oído hablar de Mictecacíhuatl?

Los mexicanos hemos adorado a la muerte desde tiempos prehispánicos… Y no sólo como la Santa Muerte (un culto completamente diferente a lo que veneramos el Día de Muertos), la figura de la muerte ha estado presente en nuestra historia desde el día 0.

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Mictecacíhuatl es el perfecto ejemplo de esto, la señora de los muertos que se ha ido diluyendo año con año hasta perderse en las leyendas y las tumbas.

En náhuatl era la ‘señora de las personas muertas; en ocasiones llamada Chalmecacíhuatl (señora que corta el cordón), su historia entre los mexicas nos habla del ciclo de la vida, el comienzo y el fin en el mismo punto, la misma señora, la madre de todos.

Ella es la reina del Mictlán, el noveno y último nivel del inframundo. Los mexicas ponían especial atención al tema de la muerte, basta con ver su calendario para entenderlo.

De los 18 meses que constituían su año habían por lo menos 6 fiestas dedicadas a los muertos, el más importante siendo el de Mictecacíhuatl que se celebraba en el noveno mes, cerca de lo que para nosotros sería entre julio y agosto.

Ella presidía el festival en honor a los muertos, fiesta que evolucionó (cientos de años después y con mucho mestizaje) a nuestro tradicional Día de Muertos en noviembre.

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Una foto publicada por EPM (@parmerlane) el

El Mictlán

El universo de los mexicas se dividía en 13 estratos superiores, la Tierra (donde nosotros vivimos) y 9 estratos inferiores, el inframundo. Esto nada tenía que ver con nuestra concepción de cielo o infierno.

Para ellos, el lugar de la «última morada» no dependía de las acciones en vida, sino de la forma en la que morías. Y los difuntos podían tomar varias direcciones.

Uno de estos destinos era el Mictlán, lugar de los que morían por causas naturales. Aquí reinaba Mictecacíhuatl junto a Mictlántecuhtli, señor y señora de los muertos. En algunas leyendas se les atribuye un amor único y en otras se les representa luchando el uno contra el otro, siempre en conflicto.

Aquí se llegaba después de un viaje largo (de 4 años) y el Mictlán era un lugar oscuro del que no se podía salir. Se encontraba al Norte (del inframundo) y tenía 9 dimensiones. Después de recorrerlas todas el alma quedaba libre.

Había más dioses en el Mictlán, pero la pareja de los muertos aparece representada en demasiadas escenas. Si el mexica moría de causas naturales debía ser enterrado con su perro, para que lo guiara por el inframundo. Además debía llevar cañas de perfume, hilos coloridos y mantas para entregar como ofrenda a Mictlántecuhtli.

Mictecacíhuatl era la encargada de vigilar los huesos de los muertos.

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Una foto publicada por Rocío Álvarez (@rrocinante) el

El día de muertos mexica

La primera festividad que presidía Mictecacíhuatl era para los muertos pequeños. En ella se cortaba un árbol llamado Xócotl al que le quitaban la corteza y lo adornaban con flores. La ofrenda duraba 20 días.

Después venía la fiesta para los difuntos grandes en la que se sacrificaban personas y se comía hasta el hartazgo. Aquí se ponían ofrendas a los muertos y se veneraba a la «Dama de la muerte».

Cuando llegaron los españoles estas tradiciones no murieron, sino que evolucionaron uniendo ritos cristianos, incorporando a la Virgen y la Santa Cruz a los altares.

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Una foto publicada por Beto Ortega (@beto_orteg) el

Pero Mictecacíhuatl sigue presente. Cada año se le venera menos, pero ella sale del inframundo para compartir con los vivos en el Día de Muertos y recordarnos que la cosmovisión de los mexicas es tan válida como cualquier otra.