Recuerdo haber escuchado la canción de Juan Gabriel “yo no nací para amar” desde muy pequeña. La cantaba a todo pulmón sin entender mucho.
Cuando estaba en la preparatoria esta canción se volvió todo un himno a la hora de tener un corazón roto. Era esa melodía con la que podía desahogarme, hasta que volvía a caer en el amor.
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Después de algunos años y unas cuantas decepciones amorosas, seguía escuchando esta canción y continuaba cantando a todo pulmón.
Al oírla tantas veces, puse atención y me di cuenta de que estaba buscando algo que no valía la pena.
Era una soñadora
Me la pasaba buscando y esperando a que alguien llegara y me valorara, pero yo no lo hacía, quería que alguien más viera lo bueno que yo tenía para dar, sin embargo, no me lo daba a mí misma.
Dejaba mis sueños en manos de otra persona, me entregaba totalmente y solo recibía la mitad, por esto, terminaba decepcionada del amor.
Ahora soy
Sí, sigo siendo una soñadora, pero ya no espero a que otros vengan y vean lo genial que soy, ahora sé lo mucho que valgo y que mi amor debe ser correspondido.
Ahora ya no espero cada segundo del día a que llegue el amor y tampoco lo estoy buscando en todos lados.
Si llega alguien que valga la pena es bien recibido y si solo viene de paso, lo dejo ir…
Yo sí nací para amar
Por fin abrí los ojos y me di cuenta de que sí nací para amar, que sí encontraré a alguien que me quiera de verdad, que sea mi alma gemela y que solo sea para mí.
Sí nací para amar, pero no a cualquiera. No pienso entregarme en cuerpo y alma a alguien que no lo valore o que sea un patán que quiera jugar con mis sentimientos.
Nací para amarme a mí todos los días y para amar a alguien que me quiera con mis virtudes y defectos. En los días buenos y en los malos, que me demuestre su amor y que también ame la vida tanto como yo lo hago.
Y tú… ¿Naciste para amar?
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