Cuando tu pareja se convierte en el centro de atención absoluto de tu vida, puede parecer algo romántico al principio, pero con el tiempo puede volverse desequilibrado y desgastante.
Porque dejas de darte prioridad y de sentir felicidad por darle todo a ese hombre, ya que, dejas de sentirte amada y comienzas a ser utilizada.
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Dejarte a un lado en tu propia vida para poner en el centro de at ención a tu pareja no es algo bueno ni tampoco sano.
Si no que es una señal clara de que vives una relación desequilibrada en donde tú eres la única afectada y ese hombre sobre se aprovecha de ti.
Lo sabemos, hoy crees que él también te tiene en el centro de atención de su vida, pero no es así y esto lo comprueba.
Señales de que tu pareja es el centro de atención de tu vida
1. Tu estado de ánimo depende completamente de él.
Si está bien contigo, tú estás bien, pero si está distante o molesto, tu día se arruina. Sientes ansiedad constante por “mantenerlo feliz”.
Y esto te está provocando infelicidad porque debes complacerlo constantemente para estar bien; sin embargo, él no hace lo mismo por ti.
2. Has descuidado tus intereses y hobbies.
Ya no haces cosas que te gustaban antes de estar con él y solo haces actividades que a él le interesan o que pueden incluirlo.
Lo peor de todo es que ya no tienes tiempo “para ti”, porque todo se lo dedicas a él.
3. Te alejas de tus amigos o familia.
Has dejado de ver a tus amistades porque prefieres estar con él y ya no hablas con personas importantes para ti, o sientes que te cuesta reconectar con ellas.
Tu círculo social gira en torno a su vida, no a la tuya. Por lo que te sientes aislada o excluida de tu propio mundo, pero fuiste tú quien se alejó por él.
4. Necesitas su aprobación para casi todo.
Le preguntas qué hacer, qué ponerte y hasta qué decir. Sientes que no puedes tomar decisiones sin su opinión o permiso.
Y si él no está de acuerdo, cambias de opinión fácilmente, para que no se enoje o te deje de querer.
5. Haces sacrificios constantes sin reciprocidad.
Cambias tus planes, prioridades o necesidades por él, no solo de vez en cuando, sino siempre. Te esfuerzas por complacerlo, incluso cuando tú estás cansada o incómoda.
El problema es que él rara vez hace lo mismo por ti, por lo que sientes que eres la única que cede en la relación.
6. Te cuesta estar sola.
Tiene todo el centro de atención en tu vida, porque sientes ansiedad o vacío si no estás con él o no sabes qué está haciendo.
Le llamas o le escribes constantemente para sentirte cerca o en paz.
7. Idealizas la relación y justificas todo.
Justificas actitudes que te hacen daño con frases como: “nadie es perfecto” o “yo también tengo errores”. También ignoras tus necesidades o dolor con tal de no crear conflicto.
Te aferras a lo “bueno que fue al principio”, aunque ahora no estés feliz.
8. Te has perdido a ti misma.
Ya no reconoces quién eres sin él y tus planes de vida, metas o sueños están en pausa. Incluso, sientes que tu identidad está completamente ligada a la relación.
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