El otro día estaba viendo las historias de la Señora Intensa y alguien le escribió que llevaba una vida triste y vacía, y que sentía pena por ella.
Yo me quedé en shock, porque a mí no me parecía que estuviera llevando una vida vacía, sino que era muy normal y, hasta en muchas ocasiones, su vida me ha parecido envidiable (de una manera positiva e inspiradora).
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Como buena chismosa (digo, hada de la investigación) que soy, entré al perfil de la chica y encontré lo que esperaba; era una persona que no se sentía feliz con su vida y que la envidia se había apoderado de ella.
Incluso, por la forma en la que se manejaba en redes sociales, demostraba que ella era la que tenía la vida triste y vacía.
Sentí pena por la chica, porque no estaba viendo su realidad y solo se estaba aferrando a que los demás tenían la culpa, y sentí que esa podría ser yo, sin darme cuenta.
Por esto, quise analizar las cosas que considero que sí son llevar una vida sin sentido, para reflexionar sobre ellas y comenzar a hacer cambios en mi vida, y a continuación, te las presento:
Señales de que llevas una vida triste y vacía
1. Has perdido interés en cosas que antes disfrutabas.
Actividades, hobbies o personas que antes te llenaban ahora te resultan indiferentes y en ocasiones hasta innecesarios.
Ahora haces las cosas solo por hacerlas, ya no las ves como una pasión, sino como una carga. Pero lo peor de esto es que no haces cambios, sino que sigues haciéndote sufrir al hacer lo mismo de siempre.
2. Te sientes desconectada de los demás.
Aunque estés rodeada de gente, sientes que nadie te comprende o que no perteneces a ese lugar o círculo social.
Y no es porque ellos sean malas personas o no te incluyan, sino que probablemente te enfocaste en llenar sus expectativas y buscar su aprobación, y te perdiste en el camino.
3. Falta de motivación.
Te cuesta empezar tareas simples o mantener hábitos saludables, y no es porque no tengas las habilidades, sino que han sido tan repetitivas que las ganas se te han ido.
Tal vez, sea momento de renovarte, para que todo vuelva a tener sentido.
4. Tienes un sentimiento constante de vacío.
No sabes explicar qué te pasa, pero sientes un hueco emocional interno. Y esto no significa que tú estés vacía por dentro o no tengas nada bueno.
Si no que hay problemas o situaciones que no has sido capaz de resolver y que te están haciendo daño.
5. Buscas distracciones todo el tiempo.
Redes sociales, series, comida o cualquier cosa para no pensar ni sentir. No tienes prioridades claras y dejas todo lo importante, por todo lo que te entretiene.
Tu vida se ha convertido en una constante huída de ti misma y de las cosas que valen la pena.
6. Sensación de cansancio emocional o mental.
Aunque duermas, sigues agotada; no se trata solo de sueño, sino de desgaste interno. Este tipo de cosas no son normales y deberías comenzar a tomarlas con seriedad o tu cuerpo te pasará la factura.
7. Evitas pensar en el futuro.
Te resulta incómodo o irrelevante imaginar planes o metas a largo plazo. Y no porque no quieras un futuro prometedor, sino porque te has aferrado a creer que nunca lo tendrás.
Necesitas ver que tú solita te estás llevando a esta triste vida vacía que tanto te molesta.
8. Tienes relaciones superficiales.
No te sientes realmente conectada con nadie, ni tienes una red de apoyo con la que puedas acudir. Con las personas que convives, no sientes una conexión porque las conversaciones son mecánicas.
Tal vez, sea hora de renovar tu círculo o de pulirlo.
9. Te choca ver a otros felices.
Cuando ves a alguien realizándose o siendo feliz, tú sientes que es un ataque hacia ti o que solo están fingiendo.
Por lo que te aferras a descubrir su verdad, pero no encuentras nada malo, solo pierdes tu tiempo, por la culpa de tu ego y envidia.
¡Ojo con esto!
No significa que “tu vida esté perdida”, sino que tu mente y cuerpo te están pidiendo cambios o apoyo.
Todos pasamos etapas así, y hablar con alguien (un amigo de confianza, un familiar o un terapeuta) puede marcar una enorme diferencia, así que, no dudes en acudir a ellos.
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