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Señales de que te estás convirtiendo en la mamá de tu novio

¡Ojo con esto!

¡Ahí no es!

Si todo el tiempo te la pasas regañando, gritándole o castigando a tu pareja, debes ver que te estás convirtiendo en su mamá.

A veces, sin darnos cuenta, podemos asumir un rol más maternal que de pareja, lo cual puede generar un desequilibrio en la relación. 

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Incluso, que esta se vuelva tóxica o llegue a su fin, porque los roles en la relación no son los de una pareja.

Tal vez, creas que no están tan mal o que todo es culpa de él, sin embargo, necesitas ser sincera y ver que te estás convirtiendo en su mamá porque así tú lo elegiste.

Ya que, lo tratas como un niño o crees que así mejorará la relación, pero hasta ahora eso no te ha funcionado y debes aceptar la realidad para hacer cambios importantes.

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Señales de que te estás convirtiendo en la mamá de tu novio

1. Te encargas de todas sus responsabilidades.

Le recuerdas constantemente citas, pagos, tareas o compromisos, incluso, tú haces sus trámites, papeleos o le agendas sus citas médicas.

Y con esto último te estás convirtiendo más en su mamá, porque acudes con él y le cuentas al doctor con lujo de detalle lo que le pasa y no dejas que hable.

2. Le cocinas, lavas y limpias todo.

No lo haces por gusto o de vez en cuando, sino que sientes que si tú no lo haces, él no lo hará.

Porque ese hombre no colabora ni lo intenta y simplemente lo espera de ti.

3. Tienes que regañarlo o corregirlo constantemente.

Le das sermones o lo corriges como si fuera un niño. Te escuchas diciéndole cosas como: “¿Otra vez lo hiciste así?”, “te dije que no hicieras eso”, o “¿ya hiciste lo que te pedí?”.

Te estás convirtiendo en su mamá por reprenderlo, pero también porque él ya te teme y cree que tarde o temprano lo vas a castigar con nalgadas o acudirás con su papá para que lo regañe.

4. Le das permiso o apruebas sus decisiones.

Te estás convirtiendo en su mamá, porque él espera que tú valides lo que hace antes de actuar.

Incluso, te pide permiso para salir, gastar dinero o tomar decisiones básicas.

5. Tomas la iniciativa en todo.

Organizas los planes, mantienes la relación viva, cuidas los detalles y él simplemente sigue tus indicaciones.

Si tú no propones, no pasa nada, porque él no toma la iniciativa ni se esfuerza en darte lo mejor, solo le gusta recibir como si fuera un niño chiquito.

6. Sientes que lo estás “criando” o “educando”.

Piensas en frases como: “Ya madurará”, “con el tiempo aprenderá”, o “estoy enseñándole a ser mejor”.

Te ves justificando conductas inmaduras esperando a que cambie “cuando crezca” y no te das cuenta de que esa no es tu labor y que él debería encargarse de sí mismo.

7. Estás agotada emocional o mentalmente.

Te sientes drenada, frustrada o con la carga de tener que cuidar de tu pareja, incluso, de otro niño, si es que ya tienen hijos.

No sientes reciprocidad o no crees que él también te esté cuidando, solo eres tú quien juega todos los papeles en esa relación amorosa.

¡Ojo con esto!

Una relación de pareja debe ser entre iguales, no entre una madre y un hijo. 

Y si tú tomas el rol de madre, él puede volverse pasivo, dependiente o incluso rebelde (como muchos hijos con sus madres). Además, eso mata la atracción y el deseo con el tiempo.

Por esto, habla claro con él sobre lo que necesitas y esperas, deja de hacer todo tú y permite que él asuma responsabilidades.

Observa su reacción y, si no está dispuesto a cambiar, pregúntate si es la relación que quieres.

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