Probablemente, en alguna ocasión has aplicado el dicho “un clavo saca a otro clavo” para olvidar a un amor, pero la realidad es que estás en una relación liana.
Las relaciones liana son aquellas que comienzan justo después de una ruptura de pareja.
Y tienen la finalidad de llenar ese espacio vacío que dejó la pareja anterior sustituyéndola por una nueva.
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Tal vez, creas que es un borrón y cuenta nueva, o que superes el dolor de tu relación anterior, pero todo empeora al estar en una relación liana.
Entras a este tipo de relación porque no quieres perder el tiempo, te dolió bastante o quieres demostrarle a tu ex que su tiempo juntos fue insignificante.
Es decir, quieres verte como la vencedora y no demostrarle que estás sufriendo por su amor.
Relación liana, la forma de romperte el corazón una y otra vez
Los planes no se realizaron, sus sueños se destruyeron y las esperanzas de un futuro a su lado se acabaron, pero esto no quiere decir que es momento de ir a los brazos de alguien más.
O que esas cosas no fueron valiosas, porque la realidad de entrar a una relación liana es el dolor y el no poder superar que terminó y no de la forma en la que tú querías.
Este tipo de relación es una especie de reemplazo o placebo para evitar el duelo, el miedo a la soledad y a que no duela tanto o lo superemos rápidamente a nuestro anterior amor.
Pero lo cierto es que no funciona así, y podría ser peor para ti.
¡Sufrirás más!
Terminar una relación siempre será doloroso, no importa si fue una buena o era una tóxica.
Sufrirás por ella de alguna manera y sentirás que perdiste algo importante.
Por un momento, tu vida se convertirá en una caos y experimentarás muchas emociones al mismo tiempo.
Pero con el paso de los días y de dejar fluir el dolor, podrás superarla y olvidarla.
Te reconstruirás, sanarás, perdonarás y podrás empezar una relación contigo misma y con otra persona de una mejor forma.
Sin embargo, al no vivir el duelo o pasar la página demasiado pronto, provocará más caos en tu vida.
Por eso una relación liana no es la mejor idea, ya que involucrar a una persona nueva en este proceso podría confundirte en muchos sentidos y hacerte tomar decisiones equivocadas.
Incluso, darte cuenta de que no tienes amor propio y que no sabes estar contigo misma.
Saltar de una relación a otra, es una clara señal de que no te valoras y de que le tienes miedo a la soledad.
Sin embargo, es importante saber que estar sola no es lo mismo que sentirte sola. Porque puedes estar sola, pero tener personas valiosas a tu alrededor.
Y tener pareja, pero sentirte sola e infeliz a su lado.
¡Una relación liana no te salvará!
Si no enfrentas el duelo por la ruptura y lo evades con esta relación, no podrás hacerte cargo de tu responsabilidad afectiva con la nueva persona que llega en tu vida.
Lo estarías lastimando para evitar que tú seas la herida. Y no es bueno hacer lo que no queremos que nos hagan.
Si te enfrascas en este tipo de relación, lo más probable es que repitas el mismo patrón de conducta y estarías repitiendo los mismos errores de tus relaciones pasadas.
Lo mejor para ti es darte un tiempo para recuperarte de la ruptura, de esta manera podrás analizar en qué fallaste, qué aprendiste y qué hiciste bien.
Solo así tu próxima relación será mejor, ya que de lo contrario, tendrás un reemplazo de la anterior y volverá a fracasar.
No necesitas a un clavo para ser feliz, lo que sí necesitas a ti misma para entender que a veces el dolor llega para impulsarte a ser mejor.
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