Más allá de lo que podamos hacer o no para que la contingencia por Coronavirus pase pronto, entendamos que de todo esto tenemos, mínimo, 2 opciones, tomarlo por el lado positivo o por el lado negativo.
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«Que este encierro te libere por dentro»
Es digno de reflexionar que este «encierro» o este tiempo en casa, es algo que quizá no vuelva a pasar.
Entonces, es una oportunidad para trabajar en tu interior lo que has rezagado por cumplir en el exterior.
No pienses que esto será eterno, el confinamiento pasará, así como han pasado otros sucesos y volveremos a la «vida normal».
¿Habrá consecuencias?
Sí, claro, quizá los más privilegiados sean aquellos que a pesar de los días de cuarentena no hayan perdido seres queridos y sus negocios tengan pérdidas mínimas.
Sin embargo, estarán los que hayan perdido más, familia, amigos, esperanza, paz, o incluso, cosas que no imaginamos.
Entonces, está en tus manos hacer de este aislamiento, una liberación interior.
Decora tu jardín interior con buenos pensamientos, con meditación, con agradecimiento, fuerza y apoyo a quien lo necesite.
Piensa en toda esa gente que está perdiendo su patrimonio, familias enteras que están resolviendo qué comer porque sus salarios ya fueron negados.
¿No crees que tienes mucho que agradecerte?
Sí, agradécete tus decisiones, tus ahorros, quizá hasta los viajes que no hiciste pensando en el ahorro ante lo inesperado.
Agradécete las desmañanadas para ir a la universidad y que hoy pueden darte algo de tranquilidad por tener un trabajo al que muchos llaman «estable» en un país lleno de contrastes, pero incluso, agradece que tuviste la oportunidad de estudiar.
Agradécete el ir a trabajar cada día buscando el sustento y la superación, no importa si eres empresario, empleado o tienes un puesto en el tianguis, tus manos son igual de trabajadoras que las de otro mexicano.
Encuentra en tu interior aquello que te hace valioso y aprécialo, después observa a los que viven contigo, recuerda lo que valen y, si no están a tu lado, valóralos aún más.
Siéntete una persona afortunada, haz la paz contigo y con el mundo.
Prepárate mentalmente para lo que venga y transforma la angustia o las quejas en esperanza y palabras de aliento para quien tiene o tendrá menos que tú. ¡Ah! Y no por verlos con lástima, sino con empatía, una de las palabras que deben cambiar nuestro presente.
Descansa, lee y si quieres, vuelve a tomar la siesta, pero sé feliz estando contigo en casa, así será más fácil que seas feliz estando con alguien en la isla más paradisiaca o en el bosque más perfecto.
Que este encierro te libere por dentro…
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