Lo reconozco, soy envidiosa, no me gusta compartir y mucho menos un amor.
Te recomendamos
-7 tipos de besos que debe darte si está loco por ti
-Tenía miedo pero descubrí que él me amaba realmente
No soy una mujer que esté dispuesta a compartir el amor de una persona así que tengo 3 leyes para ti:
1. Si estás conmigo y quieres probar con otra persona, vete.
Si estás dispuesto a estar conmigo pero otra persona te cautiva al grado de querer probar de su boca, de su cuerpo o su corazón, olvídate de mí.
Prefiero estar sola que andar peleándome con monstruos imaginarios o peor aún, señales contundentes de engaño.
Aprecio tanto mi paz que la pongo por encima de cualquier relación.
2. Si pruebas con alguien más y yo me entero, no te daré otra oportunidad.
Ahora, supongamos que quisiste verme la cara y tuviste algo que ver con otra persona. ¡No me tocaré el corazón para decir: Hasta Aquí!
Tengo CERO interés en lidiar contigo para crear un triángulo amoroso con sabor a decepción.
No es que sea posesiva pero no pretendo pensar que todo está bien cuando ya somos 3. Para mí, el amor es de 2 y no hay más.
Despreocúpate, así como soy envidiosa, no soy hipócrita, esta es mi tercera regla:
3. Yo no estaré contigo queriendo probar con alguien más.
Por todo lo anterior y porque valoro el amor sano y real, te ofrezco lo mismo, fidelidad, lealtad y sinceridad.
No estaré contigo para mentirte, si alguien más me gusta soy lo necesariamente franca para decírtelo y valiente para asumirlo.
Envidiosa pero sincera, amorosa pero no dejada.
Espero que veas la diferencia entre una y otra pues basta sólo una acción de tu parte para que yo te diga: debes marcharte.
La sinceridad nos pone el corazón de buenas y nos libera de estrés, ¿no lo crees?
La infidelidad puede ser causa y consencuencia de inseguridades, traumas, peleas, desconfianza y fantasmas del pasado.
Resulta absurda cuando abre espacio a las dudas y «por qués» pero cobra sentido cuando resalta las diferencias que orillaron al final.