No, no es el hombre perfecto, yo no soy una mujer perfecta, pero la conexión que tenemos él y yo, sí es perfecta pues parece que nos hicieron a la medida. ¡Sí, estoy enamorada!
Es como si él fuera mi molde y yo el suyo, ambos embonamos tan bien que estoy segura que este tipo de amor sólo se vive una vez y quiero que me acompañe por el resto de mi vida.
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Podrá sonar romántico o cursi, pero la verdad es que cuando lo conocí hubo algo en él que me pareció extraordinario pero no supe qué fue, percibí en su compañía algo que me daba alegría y me contagiaba de paz.
Sin embargo, nunca me imaginé que ir de su mano me hiciera sentir tan especial, que sus besos serían los mejores que pudiera recibir y que su cuerpo desnudo sobre el mío sería mi lugar favorito del mundo, incluso antes que la playa, él es mi mar, mi puerto y me atardecer.
Por supuesto, peleamos y a veces quisiera ahorcarlo, pero cuando la calma se presenta nada más importa porque desde la primera vez no hemos dejado de ser él y yo.
De él aprendo y me inspiro, lo admiro por todo lo que ha logrado ser y por lo que estoy segura que podrá, sin embargo, también soy su apoyo cuando algo lo intenta romper.
Él me reconoce mis cualidades, me protege y me cuida, pero sabe que soy una mujer que se puede defender.
¿Su boca? Mi paraíso, tiene el sabor del universo, lleno de estrellas y cometas. ¿Su cuerpo? Mi desierto favorito.
Estar con él en la intimidad es una explosión de locura y placer, juntos somos uno solo, mi cuerpo sobre el suyo es poesía en movimiento, nuestras manos se toman como si hubieran sido cortadas por la misma tijera. Nuestra respiración se sincroniza mientras nuestros ojos se buscan y el deseo nos estalla.
Estamos hechos a la medida pero no somos iguales, somos muy diferentes
El tiempo me ha llevado a entender que a pesar de estar hechos a la medida, son nuestras diferencias las que nos hicieron el uno para el otro y son nuestras coincidencias las que nos mantienen los pies en la tierra porque la vida no es sueño eterno.
Eso es lo que realmente importa que a pesar de que somos muy diferentes hemos sabido adaptarnos, acoplarnos, conocernos, entendernos, escucharnos y ser una buena compañía para el otro.
Por eso disfruto amarlo, disfruto de tenernos, es la persona que he escogido para llegar al final de mis días, es con quien quiero amanecer, es con quien quiero que el mundo me conozca.
El amor me llegó de sorpresa y aunque a veces se complica, no hay confusión cuando el corazón sabe de la certeza de siempre querer estar.
Y cuando él me besa la sonrisa, soy feliz (aunque dice que él más).
