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«Me casé por los motivos correctos, me divorcié por las razones adecuadas»

¿Cuáles son tus motivos y tus razones?

Tu paz es lo más importante

«Me casé por los motivos correctos, me divorcié por las razones adecuadas», me dijo una amiga y su frase me hizo click… Sigue leyendo para entender.

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Y es que en su caso fue un divorcio, sin embargo, aplica para cualquier separación de pareja.

Ella me estaba contando, a años de su separación, lo que ahora tiene claro. Para mí fue importante, ya que terminé una relación importante hace algunas semanas.

Lo que me dijo y su explicación, me ayudaron a darle sentido a lo que yo estoy pasando. Espero también sea de ayuda para ti.

«Me casé por los motivos correctos, me divorcié por las razones adecuadas»

Mi amiga me contó que se casó con motivación, por aquellos de «los motivos», estaba ilusionada, veía que había un futuro prometedor y todo eso embonaba bien con sus expectativas.

¿Los motivos? El amor, las ganas de formar una familia, el dar el siguiente paso después de una relación de años…

«Todo parecía estar en su sitio o por acomodarse, nuestros sueños, las etapas, los trabajos, las familias, todo señalaba que lo mejor para los dos era estar juntos».

Claro, mi amiga vio focos rojos, pero todo lo de alrededor era tan deslumbrante, que decidió ignorar el brillo rojo de esos focos. (Reflexiona tu caso)

Después, con el paso del tiempo, el matrimonio o la idea que ambos tenían de ese matrimonio, se desvaneció.

Las lágrimas de mi amiga, fueron las que le ayudaron a sacar el humo de su vista y a reconocer los focos rojos que ahora le indicaban el camino para salir de esa relación.

Se divorció, ahora, a diferencia del inicio de su compromiso, por las razones adecuadas… Entendiendo que ahora, ya no sólo había emoción, sino que en su mente, ya había razonamientos que la habían ayudado a ubicarse.

¿Las razones? No fueron compatibles, ambos se dejaron llevar por sus expectativas, los focos rojos se convirtieron en circunstancias muy concretas que los rebasaron, de focos pasaron a ser anuncios espectaculares.

Llegó el día en el que salir de esa relación era la única manera de recuperarse a sí misma y para ese momento, era lo único que importaba.

«Me sentía perdida, cada día en esa relación era estar adentro de un laberinto que no tenía salida, no sólo no era el matrimonio que no quería, yo sentía que me estaba cayendo a pedazos».

Entendí lo que me dijo, pero sobre todo, pude darme cuenta de lo que mi amiga había experimentado y lo fuertes que habían sido para ella ambas decisiones, tanto unirse como separarse.

En mi caso, menos intenso, también lo visualicé, empecé la relación porque me sentía cautivada y terminó porque nuestras diferencias pesaban más que en lo que coincidíamos.

Me ayudó darme cuenta que de su boca salían las palabras que describían lo que yo no había podido entender. Además, verla tan entera y feliz, me hizo sentir que dentro de muy poco yo estaría bien.

En tu caso, revisa tus motivos y tus razones… Reflexiona y no dejes de pensar en tu paz al tomar una decisión.

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