Muchas veces las relaciones de pareja fracasan porque nuestras definiciones y experiencias de amor no son las mejores.
Por ejemplo, ya sea que venimos de una familia desconstruida, de papás divorciados y con relaciones de muchísimos problemas; o hasta porque crecimos alejados de una figura materna.
Sobre esto último se ha escrito mucho, y lo que queda claro es que la ausencia de una madre produce un daño emocional que afecta las futuras relaciones de cualquier ser humano.
Por lo general, hace que las personas lleguen a la edad adulta sintiéndose aterradas ante situaciones en las que deben estar solos. Incluso en muchas ocasiones también se vincula con problemas de sueño y alimentación.
¿Ya sabías esto?
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Comencemos por decir que el alejamiento de una madre bloquea el sentimiento amoroso, y muchas veces fomenta creencias erradas sobre las relaciones, haciendo creer que éstas son un círculo vicioso de querer y perder.
Además, la madre ausente fomenta el crecimiento de niños distantes, rabiosos y tristes; y en muchos casos, estos niños recurren a máscaras para lidiar con el abandono. Así se convierten en los más simpáticos, más aplicados, más obedientes, más insensibles, etc.
Ahora bien, según los terapeutas, el mayor daño que produce el alejamiento de una madre es la pérdida de confianza en los demás. Así también pierden la esperanza de que pueden ser amados por otra persona.
Esto, a su vez, hace que construyamos relaciones dependientes que fracasan.
Pero si esto parece poco, los adultos sin figura materna tienden a sospechar de los otros o incluso a exigir conductas imposibles a los demás.
Entonces, si crees que todas tus relaciones son realmente fallidas, quizá el problema esté en tu concepción del amor y también en traumas familiares que no has superado.
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