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7 cosas que aprendí del matrimonio después de que me divorcié

Mujer casos de la vida real

Toma nota

Me casé y menos de dos años me separé, pero lo que vale es la experiencia, por ello, te contaré lo que aprendí del matrimonio después de que me divorcié.

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Primero hay que decir que no porque me haya pasado a mí, le tiene que pasar a todas las parejas.

Sin embargo, no dudo de que la aparición de ciertos problemas termine en algo similar.

1. Hoy sé lo que antes no sabía.

Es decir, mientras estuve en la relación, estaba atravesando la experiencia para saber lo que hoy ya sé.

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Y, curiosamente, es una de las cosas de la vida que más nos cuestan entender.

De nada sirve que la culpa aparezca cuando ya tenemos los ojos bien abiertos, «¿cómo no lo vi antes?», no lo viste antes porque lo estabas viviendo, asimilando y aprendiendo.

2. El paso del tiempo deja ver la realidad.

Las personas solemos mostrarnos de una manera durante el noviazgo, sobre todo en los primeros meses.

Después, con la confianza y con sentir «segura» a la otra persona, vamos mostrando nuestro verdadero yo.

En el matrimonio también ocurre esto, puede ser que los primeros meses sean la luna de miel, pero después hay un proceso de adaptación que muchas veces saca a relucir diferencias.

El reto está en negociar, tolerar y aceptar las dinámicas de la otra persona, con respeto y amor.

3. Vivir juntos es una lupa.

Es decir, ampliará lo bueno, sí, tendrán más tiempo para estar juntos y pasarla bien, pero también, hará que las dificultades estén más a la vista.

Si ya se vienen arrastrando problemas, no desaparecerán por casarse.

4. El trabajo es de ambos.

El compartir la misma casa y mantener el matrimonio es un trabajo en equipo.

Es decir, tanto lo emocional/afectivo como el aseo del hogar debe ser responsabilidad de ambos.

Lo importante es que entre sus diferencias encuentren la correspondencia para hacerlo con equilibrio.

Será necesario que hablen con claridad acerca de cómo mantendrán el orden de su hogar y la calma en sus corazones. El amor es paz, siempre téngalo presente.

5. Es la pareja contra el problema, no uno contra el otro.

Esto es de lo que más vale la pena recordar, las discusiones siempre podrán aparecer pero no se puede perder de vista que la idea es encontrar una solución, no ver quién está «equivocado».

6. El amor no es suficiente.

Se necesita respeto, compresión, disposición y voluntad, mínimo.

7. El amor de uno no es suficiente.

Para mantener un matrimonio se necesitan 2 personas, es como esa frase de Julio Cortázar, “me atormenta tu amor que no me sirve de puente porque un puente no se sostiene de un solo lado”.

Entonces, así tú hagas lo tuyo e intentes cubrir lo que a tu pareja le corresponde en caso de que no lo hiciera, no funcionará.

El matrimonio no es fácil, es una decisión que en su práctica requiere serenidad y tolerancia, pero sobre todo, gentileza con la persona que elegiste.

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