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Jugaste a perderme y te dejé ganar… ¡Estoy mejor sin ti!

¡Es tarde para pedir perdón!

¡No vuelvas!

Durante mucho tiempo pensaste que me tenías segura, que yo te amaría incondicionalmente a pesar de tus malos tratos, incluso implementaste un perverso plan, jugaste a perderme, pero yo te dejé ganar.

No sabía qué era lo que querías o porque mi amor no era suficiente para ti. Estaba harta y ya no quería jugar más.

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Así que, decidí hacerte creer que tú habías ganado y que siempre iba a estar para ti. Te hice pensar que tu mediocre amor era suficiente para mí, pero la realidad era muy diferente.

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Jugaste a perderme y te dejé ganar…

Te dejé ganar para poder recuperar mi libertad. A ti no te importaba perderme, sino tenerme ahí para complacerte en todo.

Por mucho tiempo fui esa tonta que se esmera en darte lo mejor, sin recibir nada a cambio. Pensaba que con el tiempo tú me recompensarías y volverías a ser ese gran hombre que me enamoró.

Con el tiempo, entendí que ese personaje jamás volvería y que solo lo habías creado para atraparme.

Y al inicio así fue, estaba inmersa en lo encantador que eras, pero tú te encargaste en arruinar tu propio juego.

A veces, me dabas lo mejor de ti y en otras ocasiones me demostrabas que podías ser el peor.

Jugabas al hoy sí te quiero, mañana no tanto y al día siguiente no te interesaba saber nada de mí.

Me harté de vivir de esa manera, sabía que no merecía pasar por algo así, sobre todo cuando yo te apoyé en los peores momentos de tu vida.

No vuelvas…

Sin embargo, entendí que no todas las personas son agradecidas y que no saben apreciar lo bueno en su vida, pues siempre han estado rodeadas de porquería.

Ahora dudo que alguien toleré lo que yo soporté por tu pobre amor, de verdad te quería y deseaba que te dieras cuenta de que eras una mejor persona de lo que siempre mostrabas.

Tú no quisiste verlo, preferiste jugar con lo mejor que te había pasado en la vida, jugaste a perderme y yo te dejé ganar.

Ahora que regresas arrepentido y juras que cambiarás, no puedo hacer otra cosa más que reírme de ti.

Sé que no has cambiado en nada y que solo quieres volver a lo mismo, sin embargo, yo sigo sanando las heridas que me dejó tu amor.

Afortunadamente abrí los ojos y me di cuenta de que merezco a un hombre valiente que me sepa amar y no a un inmaduro que solo le guste jugar.

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